La salud bucodental y el sedentarismo son las dos variables relacionadas con el bienestar que marcan de manera notoria la diferencia entre pertenecer a una clase social u otra, de manera que los españoles de estatus más elevado (con trabajos más cualificados y cargos más remunerados)
acceden mucho más a los servicios odontológicos y acostumbran a llevar una vida más activa (y sana) que los de menor rango socioeconómico. Asimismo,
el estado de salud difiere de manera notable de acuerdo con la clase social a que se pertenezca en favor de los estatus más privilegiados.
Fuente: Memoria anual del CES de 2015.
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Tales son algunas de las principales conclusiones que se deducen de la última
memoria anual del Consejo Económico y Social (CES) que ha incluido, como novedad, la variable de la clase social para averiguar si existen diferencias de acceso a la sanidad, estado y hábitos de salud en función de ella.
Para ello, sus autores han fijado
seis clases sociales con sus correspondientes definiciones que van desde la primera, equivalente a directivos y gerentes por lo general con licenciatura universitaria, a la sexta, definida como de trabajadores no cualificados.
En este contexto, el informe del CES advierte de que la salud se revela “muy dependiente del estatus socioeconómico registrándose diferencias de no poca importancia entre las personas que viven en hogares sustentados por trabajadores más cualificados y los que viven en otros con menos cualificación”.
En la gráfica de barras, población con alguna enfermedad o problema de salud crónicos según clase social en España (porcentajes sobre cada clase según las seis divisiones que se leen al pie de la gráfica). Fuente: Memoria del CES de 2015.
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Del informe también se concluye que, en efecto, la crisis económica “no debe descartarse” como causa de
un repunte en las desigualdades de acceso a los servicios sanitarios públicos y privados, aunque se trata de valores en todo caso por debajo de los apreciados en otros países.
Al mismo tiempo, el documento enfatiza que donde más se nota esa diferencia de acceso es en la salud bucodental, “muy diferente en los distintos estratos sociales por ser ofrecida básicamente por el circuito privado, de forma que, en los hogares con sustentadores más cualificados la falta de asistencia por motivos económicos
apenas alcanza un cuatro por ciento, mientras que en los menos cualificados supera el 25 por ciento”.
Respecto al gasto sanitario, el documento resalta que ha bajado debido a los ajustes del gobierno en las prestaciones sociales y sanitarias (aunque advierte de una evolución positiva del importe por habitante en 2015 y de un repunte del que atañe a la farmacia en ese mismo año); remarca que sigue por debajo del promedio europeo.
Hábitos de vida poco saludables
Con relación a los hábitos de vida, el informe del CES en efecto considera el sedentarismo –asociado a enfermedades de evolución crónica y gravedad considerable– como “el paradigma en la desigualdad en los estilos de vida saludables al ser mucho más habitual en los hogares sustentados por trabajadores poco o nada cualificados (46 por ciento) que en los de mayor cualificación (24 por ciento)”.
Memoria de 2015 del Consejo Económico y Social
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