Un estudio elaborado por profesionales del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona ha descubierto que la presencia de ácido ribonucleico (RNA) del virus del zika en la sangre materna de forma prolongada puede ser un indicador de infección del feto.
El trabajo, publicado en New England Journal of Medicine, ha sido liderado por la médico adjunta de la Unidad de Infecciones Perinatales del Servicio de Obstetricia del Vall d'Hebron Anna Suy, y por el Servicio de Microbiología, ha informado el centro en un comunicado.
La investigación se ha centrado en el caso de la mujer embarazada infectada por zika en América de Sur en la novena semana de gestación, que dio a luz en este hospital al primer bebé con microcefalia de Europa el pasado julio.
La afectada sufrió una erupción en el tronco y las extremidades y dio positivo por zika en las muestras de suero PCR RNA virus zika, que se mantuvo durante 89 días, es decir, 107 días después del inicio de los síntomas, en la 29 semana de gestación.
Las pruebas de orina, vagina y endocérvix dieron negativo, y las pruebas ecográficas realizadas en la semana 12 y 15 de gestación no revelaron anormalidades en el feto.
En cambio, las neurosonografías realizadas a partir de la semana 20 sí mostraron problemas en su desarrollo cerebral, indicios que se confirmaron a través de las pruebas de resonancia magnética realizadas.
El feto no presentaba otras anormalidades, y las pruebas de PCR RNA virus zika en el líquido amniótico dieron positivo, siendo la carga viral en la muestra de líquido amniótico más alta que la carga viral en la sangre de la madre.
En la semana 37 del embarazo, cuando tuvo lugar el parto, las pruebas de PCR RNA en sangre, orina, fluido amniótico, placenta, membranas y cordón umbilical eran negativas; y el recién nacido con microcefalia también dio negativo.
Los investigadores sostienen que los datos obtenidos confirman estudios anteriores que indicaban la posibilidad de que la presencia continuada del virus del zika en la sangre de la madre se puede atribuir a su replicación en el feto o en la placenta.
Tres pruebas
En primer lugar, en el hecho de que la carga viral en el líquido amniótico fuese superior a la del suero materno y, en segundo, en que la presencia del virus se mantuviese estable en la sangre de la madre durante 14 semanas para después bajar de forma súbita y no progresiva.
En tercer lugar, a la presencia en la sangre a la vez de anticuerpos neutralizados y RNA viral, y otro indicador es que no se detectó RNA del virus en la orina de la madre, "de forma contraria a lo indicador por la literatura existente".
Los autores sospechan que los resultados negativos en las pruebas de PCR del bebé indican que la infección se produjo durante la vida prenatal, por lo que es posible que el sistema inmunitario estuviera capacitado para desarrollar anticuerpos del zika antes del nacimiento.
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