La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aprobado la primera
estrategia mundial de prevención y control de las infecciones, que se basa en casi dos décadas de trabajo de la OMS y sus asociados, en el marco de la 76 Asamblea Mundial de la Salud.
La estrategia proporciona a los Estados Miembros orientaciones estratégicas para reducir sustancialmente el
riesgo actual de
infecciones relacionadas con la atención sanitaria, incluidas las que presentan
resistencia a los antimicrobianos. Estas infecciones figuran entre los eventos adversos más frecuentes que se producen en el contexto de la prestación de servicios sanitarios.
La pandemia de Covid-19 y los recientes brotes de
enfermedades graves como la enfermedad por el virus del ébola, el síndrome respiratorio de Oriente Medio y la enfermedad vírica de Sudán han puesto de manifiesto las
lagunas existentes en los programas de prevención y control de las infecciones de todos los países.
La estrategia establece que para 2030 todas las personas que accedan a la atención sanitaria o la presten estarán a salvo de infecciones asociadas. Sus
tres objetivos clave son: prevenir las infecciones en la atención sanitaria; actuar para garantizar la implantación y aplicación de programas de prevención y coordinar las actividades con otros ámbitos y sectores.
La estrategia se centra en
cualquier entorno en el que se preste asistencia sanitaria, en todo el sistema de salud; se basa en el principio de una asistencia limpia y segura como componente fundamental del derecho a la salud, que se rige por la equidad, y que debe garantizar la rendición de cuentas y la sostenibilidad.
La estrategia mundial se complementará con un
plan de acción mundial y un
marco de seguimiento, que se elaborarán en 2023-2024.
Retos a la hora de fortalecer la rehabilitación
Por otro lado, la Asamblea Mundial de la Salud también ha aprobado este fin de semana una resolución histórica sobre el
fortalecimiento de la rehabilitación en los sistemas de salud.
La OMS ha destacado que los
servicios de rehabilitación desempeñan un papel "clave" para garantizar el disfrute de los derechos humanos, incluido el más alto nivel posible de salud física y mental. También promueven la salud sexual y reproductiva, y reconocen el derecho al trabajo y el derecho a la educación.
Esta resolución histórica pretende abordar los
retos de la rehabilitación, como la necesidad de aumentar la
concienciación sobre la misma a la hora de establecer prioridades sanitarias y programas de investigación, asignar recursos, fomentar la cooperación y permitir la transferencia de
tecnología; garantizar que los países estén mejor equipados para responder al
aumento repentino de las necesidades de rehabilitación, incluida la tecnología asistencial, debido a las emergencias sanitarias; garantizar que las personas en situación de
marginación y
vulnerabilidad tengan acceso a servicios de rehabilitación asequibles, de calidad y adecuados, incluida la tecnología asistencial; evitar que el acceso a los servicios de rehabilitación y a la tecnología asistencial suponga un
elevado coste para las personas, lo que puede causarles dificultades económicas y hacer frente a la actual
insuficiencia de personal de rehabilitación para atender las necesidades de la población.
La resolución enumera una serie de
medidas que deberá adoptar la Secretaría de la OMS, entre ellas: publicar un
informe de referencia para finales de 2026 con información sobre la capacidad de los Estados miembros para responder a las necesidades de rehabilitación; desarrollar
objetivos e indicadores para la cobertura efectiva de los servicios de rehabilitación para 2030; garantizar que la OMS asigne los
recursos adecuados para ayudar a los Estados miembros a aplicar las orientaciones y los recursos técnicos; y ayudar a los Estados miembros a
integrar la rehabilitación y la tecnología asistencial en sus planes de preparación y respuesta ante emergencias.
Reforzar la capacidad de diagnóstico
El 26 de mayo, los Estados miembros aprobaron una resolución para
reforzar la capacidad de
diagnóstico en los países y mejorar el acceso a los servicios de diagnóstico.
La resolución, de amplio alcance, reconoce que los servicios de diagnóstico son
vitales para la prevención, vigilancia, diagnóstico, gestión de casos, seguimiento y tratamiento de enfermedades transmisibles, no transmisibles, tropicales desatendidas y raras, lesiones y discapacidades.
Tal y como recuerda la OMS, los diagnósticos permiten la
identificación precisa de las enfermedades y, por tanto, el inicio oportuno de los tratamientos correctos para obtener mejores resultados sanitarios.
La resolución considera todo el espectro de "diagnósticos", por lo que incluye tanto las pruebas de laboratorio 'in vitro', por ejemplo, las
pruebas de diagnóstico rápido y la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), como los diagnósticos no 'in vitro', como los dispositivos de diagnóstico por imagen o de medición de la presión arterial.
También abarca acciones de investigación y desarrollo, fabricación (incluida la producción local y la transferencia de tecnología), reglamentación, selección y adquisición, concienciación y sensibilización, promoción y eliminación de las barreras de acceso en general.
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