La encuesta anual de costes laborales del
Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado que 2022 ha sido un año negro para la economía doméstica de los sanitarios. Aunque su
salario se ha visto incrementado en casi 770 euros brutos anuales, la mejora no ha sido suficiente para paliar la pérdida de poder adquisitivo asociada a la inflación, en plena crisis marcada por la Guerra de Ucrania. Los registros del
Índice de Precios al Consumo (IPC) han cerrado el año muy por encima del impulso salarial en el sector.
El informe ha cifrado el sueldo medio de los sanitarios al acabar el año en
32.365 euros, lo que representa una mejora de más de 769, en comparación con los 31.595 del ejercicio anterior. En términos porcentuales, la subida se ha traducido
un alza de algo más del 2,4 por ciento de las remuneraciones de los profesionales de la sanidad. Sin embargo, la inflación acumulada durante 2022 ha sido del
5,7 por ciento. Es decir,
los precios han subido el doble de rápido que los salarios en estos perfiles profesionales.
Esta misma realidad también es aplicable al sector de la
fabricación de productos farmacéuticos, donde los salarios son más altos, pero también se ha sufrido una mayor pérdida de poder adquisitivo en términos relativos. Los sueldos en el sector han crecido de media en 240 euros en el último año hasta situarse en los
43.468, lo que representa una mejora de apenas el
0,5 por ciento. Es diez veces menos que el encarecimiento de los precios en el nivel de vida de los españoles.
Más cotizaciones y gasto en formación
La encuesta publicada por el INE también muestra una tendencia de incremento algunos de los gastos asociados a la nómina de los sanitarios. Las
cotizaciones obligatorias en la sanidad se han incrementado en 212 euros hasta los 9.553, lo que representa una subida del 2,2 por ciento, lo que va en la línea del aumento de sus salarios. Algo similar a lo que ha ocurrido con el sector de la fabricación de fármacos, donde las aportaciones han subido algo más moderadamente hasta los
12.279 euros.
Paralelamente también se han registrado algunas mejoras ligeras en otras prestaciones de las administraciones públicas o las empresas. El gasto en
formación profesional ha pasado de 28 a 31 euros por cada sanitario, aunque la cifra sigue siendo modesta. Mientras que
los abonos por el transporte han crecido algo más de 50 céntimos hasta los 1,84 euros, aunque en la ecuación se tiene en cuenta a todo el grueso del sector independientemente de si se trasladan o no. Los datos van en la misma línea que la industria farmacéutica.
Las cifras difundidas por el organismo público también han mostrado una
caída en las indemnizaciones por despido tanto en la sanidad como en las actividades de fabricación de productos farmacéuticos, lo que puede asociarse a l
a evolución del mercado del empleo en los dos sectores.
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