La
inflación vinculada a la salud se ha mantenido estable a lo largo del último año en la
Unión Europea, aunque hay diferencias notables en función de cada país. En
España, el
IPC sanitario se sitúa en el 2,1 por ciento, la mitad de la media comunitaria (4,3 por ciento). De hecho, se trata del cuarto Estado miembro con menor tasa de la UE, solo por detrás de
Finlandia, Chipre e Irlanda.
El Eurostat, la Oficina Europea de Estadística, ha publicado recientemente el
informe de inflación UE relativo a marzo, que revela un descenso de esta tasa hasta el 2,6 por ciento (dos décimas menos que en febrero). Si se toma como referencia el apartado de la salud, el IPC es del 4,3 por ciento, lo que supone un
incremento de dos décimas respecto al mes anterior y de cuatro décimas si se compara con el mismo periodo de 2023.
Pese a que la media se sitúa en ese 4,3 por ciento, lo cierto es que hay diferencias relevantes entre los
Estados miembros. En el extremo más alto se encuentra
Rumanía, cuyo índice alcanza el 20 por ciento, el doble que
Lituania (10,1 por ciento). Son los únicos países cuya inflación sanitaria alcanza los dos dígitos.
En el lado opuesto se sitúa Irlanda, que en marzo presentaba una inflación negativa del -0.5 por ciento, seguida de
Chipre (1,2 por ciento),
Finlandia (1,6) y
España e Italia (2,1).
En el caso español, la
inflación se ha mantenido prácticamente invariable durante el último año. Hay que remontarse a marzo. Lejos quedan, en cualquier caso, los datos de
IPC de la pandemia del covid, cuando el índice apenas llegaba al 0,8 por ciento (en 2021).
También la media de los 27 se encuentra lejos de los índices del periodo previo al
Covid-19. En diciembre de 2019, la tasa era del 1,4 por ciento, y un año antes se situaba en el 1,2 por ciento.
El punto de inflexión se encuentra en abril de 2022, cuando el IPC sanitario escaló por primera vez hasta el 2 por ciento. Desde entonces, el índice ha ido aumentando paulatinamente hasta alcanzar un pico del 5 por ciento el pasado agosto.
Inflación en la Unión Europea
En términos generales, la tasa de
inflación anual de la Unión Europea fue del 2,6 por ciento en marzo frente al 2,8 por ciento del mes anterior. Hace un año, la tasa era del 8,3 por ciento.
Las tasas anuales más bajas se registraron en Lituania (0,4), Finlandia (0,6) y Dinamarca (0,8); y las más altas, en Rumanía (6,7), Croacia (4,9), y Estonia y Austria (ambos con un 4,1). En España, el índice es del 3,3 por ciento.
En marzo, la mayor contribución a la
tasa de inflación anual de la zona del euro provino de los servicios (1,76 puntos porcentuales), seguidos de alimentos, alcohol y tabaco (+0,53), bienes industriales no energéticos (+0,30) y energía. (-0,16).
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