La Defensora del Pueblo indigna a Facme

La SEMI asegura que no hay que confundir conocimiento con organización

Jueves, 29 de enero de 2015, a las 11:19
Jesús Vicioso Hoyo. Madrid
La petición de los defensores del pueblo para que se reconozca la especialidad de Urgencias hospitalarias ha sentado como un auténtico jarro de agua fría a las sociedades que no comparten esta iniciativa y que, incluso, no la ven conveniente. El propio presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) muestra su “sorpresa” ante “opiniones sesgadas” de las que se han nutrido las conclusiones del informe.

Carlos Macaya, presidentes de Facme, y Soledad Becerril, Defensora del Pueblo.

“Me causa sorpresa que la Defensora del Pueblo se involucre en asuntos tan delicados, polémicos y de tanta importancia como es la especialidad de Urgencias que dentro de un sistema sanitario pues es algo que hay que sopesarlo mucho”, expresa Carlos Macaya. El máximo responsable del ente que agrupa a nivel nacional las sociedades científicas asegura, a este respecto, que no se niega que tenga que haber conocimientos específicos, aunque su formación ya está prevista. “Hay un área de capacitación específica (ACE) de dos años. Eso es lo que probablemente, a lo mejor, no lo ha comentado el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes, que estuvo en las tres jornadas previas a la elaboración del informe), cuya opinión, lógicamente, está sesgada”, subraya

Macaya recalca la preparación de los profesionales que atienden el servicio: “Si (a los defensores) les han dicho que a Urgencias va cualquiera, pues no. Cuando se instaure el ACE no va ir cualquiera. Irán especialistas en Urgencias, pero después de hacer una Medicina Interna, de Familia, etcétera, que después harán Urgencias”, indica el máximo responsable de Facme, al tiempo que vuelve a incidir en la necesidad de la troncalidad: “Primero hace falta un tronco común”.

Sin todas las opiniones

“Probablemente no tengan la información suficiente ni procedente de todas las partes”, manifiesta Macaya, argumento que comparte plenamente el máximo responsable de otras de las entidades que rechazan la creación de una especialidad como tal para Urgencias. “A nosotros no se nos ha pedido opinión ni hemos estado en las reuniones de elaboración de este documento”, asevera Emilio Casariego, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

Casariego explica que no tiene “muy claro” si no habrá habido, durante la redacción de este punto del informe, “algún tipo de confusión entre lo que es la organización del servicio de Urgencias y lo que es el conocimiento necesario para desempeñar las tareas en dicho servicio”. “Estamos de acuerdo en que el funcionamiento del servicio mejoraría con una mayor atención a la organización, pero no vemos cómo el tener una especialidad propia, que no cambia el conocimiento disponible, vaya a mejorar algo”, aclara. “Seguramente han tenido consejeros muy polarizados que solo  han ofrecido una opinión”, concluye el ‘número uno’ de la SEMI, no sin antes subrayar que la apuesta por una especialidad crearía problemas “de seguimiento del paciente y de fraccionamiento de la asistencia”.

Estas posiciones de peso invitan, en definitiva, a una reflexión de los redactores del documento sobre la idoneidad, o no, de haber incluido esta conclusión en la primera edición de este informe.

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