Las
enfermedades crónicas son cada vez más comunes entre los
mayores de 65 años. En concreto, actualmente, el 60 por ciento de los mayores padece al menos una patología de este tipo. Por lo general, estas enfermedades requieren
cuidados continuos, que suponen un gran gasto para los sistemas de salud. Según un informe de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el coste de este tipo de atención médica “puede ser muy alto en comparación con los ingresos disponibles de una persona mayor”, lo que genera un riesgo significativo de
pobreza para muchos países. Es por esto que este organismo aconseja buscar
fuentes adicionales de financiación más allá de los ingresos laborales, para garantizar al mismo tiempo “una distribución adecuada de la carga entre generaciones”.
El incremento en la
aparición de las enfermedades crónicas, según el informe de la
OCDE, se agrava debido a la prolongación de la vida y al envejecimiento de la población. En concreto, según el estudio, patologías de este tipo, como la
diabetes, o la
hipertensión, cada vez que diagnostican con más frecuencia, y “su
tratamiento continuo aumenta considerablemente los costes de la atención”. Este tipo de cuidados, a menudo, resultan inaccesibles sin el apoyo de sistemas de salud pública robustos.
Disparidades en el acceso a los cuidados de larga duración
El informe destaca la
desigualdad en la cobertura de los costes de atención para los
mayores con enfermedades graves. En promedio, los sistemas públicos de varios países no cubren adecuadamente los
gastos de quienes presentan las necesidades de cuidados más graves. Según la OCDE, “en 16 países, las personas mayores con necesidades básicas tienen que destinar más de la
mitad de sus ingresos solo a pagar la atención, dejando muy poco para sus otros gastos de vida”.
La falta de cobertura integral en los sistemas públicos de los
cuidados de larga duración conlleva consecuencias
directas en la calidad de vida de las personas mayores. En este sentido, la OCDE indica que, sin ayuda suficiente, entre el 42 por ciento y el 95 por ciento de los adultos mayores que necesitan
cuidados prolongados estarían en riesgo de caer en la
pobreza.
A pesar de los esfuerzos de algunos países por reducir esta carga, “los costes de bolsillo” en algunos países pueden ser tan altos que, incluso con el apoyo público, dejan a los adultos mayores en una
situación financiera muy precaria, y derivando en problemas para pagar otras necesidades, como la
vivienda, la
ropa o la
comida tal y como detalla el documento.
Cuidados de larga duración en mayores
Para contrarrestar el problema, la OCDE sugiere varias políticas. Entre ellas, además de promover el
envejecimiento saludable para reducir las necesidades de cuidados intensivos, destaca la necesidad de “buscar fuentes adicionales de
financiación para los
cuidados de larga duración”. “Explorar opciones innovadoras de contribuciones
privadas y mecanismos de prefinanciación también son buenos puntos de partida”, añade el documento.
Junto a esto, recomienda “mejorar la focalización de las
prestaciones” de cuidados hacia quienes realmente lo necesitan, en decir, a aquellas personas con mayores necesidades y
menos recursos. Esto, según del informe, podría “reducir la pobreza” de manera significativa sin aumentar de forma considerable el gasto público.
Por último, la OCDE aconseja
mejorar la eficiencia y contener los costes de los cuidados de larga duración. “Tanto la promoción del envejecimiento saludable como las
mejoras de la productividad podrían dar lugar a una reducción del 13 por ciento de los gastos en 2050”, explica.
Según detalla, la mejora de la
prevención, el uso más inteligente de la tecnología y la delegación de tareas entre los trabajadores son algunas de las opciones que los países están promoviendo para mejorar la eficiencia.
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