La
Acción Estratégica en Salud, que se integra en el
Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica entre 2017 y 2020, define al envejecimiento de la población como uno de los retos que afecta tanto a la sanidad y a los servicios sociales como a la investigación. En el otro lado de la balanza, lo considera también como una oportunidad para "el desarrollo de tecnologías y productos, fomentando la innovación y la generación de empleo".
Por eso, dicha estrategia pone el foco en cómo deben diseñarse las políticas de I+D+i en materia de
cronicidad y cómo "fomentar las
actividades de I+D+i orientadas a la prevención y detección precoz de los procesos patológicos". Con este planteamiento se pretende conseguir "una disminución de la carga de la enfermedad sobre el conjunto de la sociedad".
Entre las áreas que destaca como prioritarias están la de la imagen médica, las nuevas moléculas como armas terapéuticas, la investigación en salud pública, los trastornos del envejecimiento, las enfermedades raras, la medicina de precisión, la robótica y la inteligencia artificial y la e-health.
Además, incluye una serie de
propuestas de formación, impulso de doctorados e intensificación de la actividad investigadora del SNS, además de varios programas de fortalecimiento de la investigación en salud.
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