La
Policía Nacional busca que las autoridades sanitarias asuman en primera persona su
enfoque "proactivo" ante las
agresiones sanitarias. De manera paralela a la creación de la figura del interlocutor policial sanitario, tanto a nivel nacional como territorial, se están llevando a cabo reuniones con actores relevantes del sector sanitario para trasladar sus recomendaciones, entre las cuales figura, según fuentes oficiales, el establecimiento de figuras como el
departamento o el
director de seguridad.
Según explican estas mismas fuentes, solo un puñado de hospitales disponen en la actualidad de un director de seguridad como tal a nivel nacional. En la Comunidad de Madrid existe este cargo, por ejemplo, en la Fundación Jiménez Díaz o en el Doce de Octubre, además de en el psiquiátrico José Germain; sin embargo, la mayoría de los hospitales y centros de salud subsumen estas funciones en sus órganos encargados de la prevención de riesgos laborales o incluso en los departamentos de mantenimiento.
Para los cuerpos de seguridad, que las instituciones sanitarias contasen con un departamento de seguridad para sus hospitales y centros de salud sería
un paso de gran utilidad, que seguiría al que ya se ha dado con la creación del interlocutor policial sanitario, ya que permitiría que ambas partes, por un lado el sector sanitario y por otro, la
Policía, “hablen
un mismo idioma”. De los aproximadamente 180 hospitales públicos españoles, no llegan a 15 los que cuentan con tal departamento de Seguridad, según los datos del
Observatorio Integral de Seguridad en Centros Hospitalarios (Osich).
Uno de los problemas que se está encontrando la Policía a la hora de luchar contra las agresiones sanitarios es la falta de “cultura de seguridad” en el ámbito sanitario, lo que se traduce en desconocimiento de los límites entre protección y riesgos laborales y en la falta de definición de un plan de seguridad. Ambos problemas se solucionarían con la existencia de un
director de seguridad, explican estas fuentes, que aclaran que no es necesario que esta figura exista en cada hospital, sino que puede ser autonómica o a nivel de cada área sanitaria.
Esta visión, expresada desde el ámbito policial, coincide con la que mantienen los expertos en seguridad de otros ámbitos. Un repaso a la prensa de ese sector deja claro que hay una percepción generalizada de que los hospitales deberían contar con medidas análogas a otras infraestructuras especialmente sensibles. En un artículo en la revista Seguritecnia, por ejemplo,
Miguel Ángel Peñalba de la Torre, técnico de gestión de la Seguridad del Hospital Universitario Río Hortega compartía esta inquietud y manifiestaba que “tenemos que comunicar a los directivos que la seguridad es básica para realizar la
asistencia de manera más eficaz”.
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