A pesar de que parece que
se ha abierto una puerta para que las
transferencias de valor (viajes, alojamientos, dietas e inscripciones en congresos en general) que reciben los profesionales sanitarios de la industria farmacéutica para su
formación continuada no se tengan que tributar, existe disgusto entre el colectivo por la imagen que se ha ofrecido del médico.
Los representantes del colectivo sanitario aseguran que
están al día con sus impuestos, como cualquier otro ciudadano. Asimismo, “el dinero que se mueva será fiscalizable en el nivel que se decida, pero lo que no se puede hacer es introducir en el IRPF un dinero que el sujeto no recibe.
Lo que recibe el médico es la formación, no el dinero. Ese es el matiz”, indica
Fernando Carballo, presidente de
Facme.
“Nuestra posición formal”, continúa, “es que queremos que esto acabe. Al final la industria, buscando un bien como la transparencia, ha generado un
marco de incertidumbre donde no existía”, refiriéndose a la
cuantificación que han hecho los laboratorios de las transferencias de valor para formación. “Se ha generado una percepción de que el profesional recibe las transferencias de valor, pero en realidad van hacia actividades formativas que se desarrollan para el Sistema Nacional de Salud”.
Por eso indica que la reciente reunión mantenida con representantes del
Ministerio de Sanidad le tranquiliza, sobre todo ante la sintonía que demostraron ante sus propuestas. Por ello
no pone plazo para solventar la situación siempre y cuando se solucione de manera satisfactoria, aunque espera que se resuelva lo antes posible con un posicionamiento público por parte del Gobierno.
Oportunidad
Con todo, Carballo indica: “Creemos que esto se puede aprovechar. Toda situación negativa puede ser una oportunidad para no perder pista de la transparencia, pero que cada uno se ocupe de su propia casa y pongamos orden. Nosotros vamos a ser totalmente transparentes y las ayudas que reciben las sociedades científicas en formación están
fiscalmente tratadas de una forma exquisita”.
Así mismo, precisa que la vía
en la que está trabajando Facme es la de que “las sociedades científicas u otras organizaciones hagan
un papel de coagentes en la gestión de las transferencias. Así desaparece el problema tributario, porque pasan a convertirse en actividades de formación útiles para el sistema”.
Llama a que se defina, en el ámbito de la sanidad pública, “cuál es esa formación continuada que debe realizar el empleador pero que, en este caso, no puede realizar
. Hay que decir institucionalmente cuáles son los requisitos que debe cumplir para que se considere de interés para el empleador y se ejecute a través de agentes reconocidos y acreditados, rigurosos e independientes”.
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