A pesar de que recientes estudios, como
este de la Comisión Europea, indican que el
Sistema Nacional de Salud posee unos buenos indicadores de efectividad y calidad (en gran medida por el buen hacer de sus profesionales, como cuenta
Xavier Prats, director general de Salud y consumo en el ejecutivo comunitario),
quedan asignaturas por mejorar como las listas de espera, tal y como reseña la
última edición del
Euro Health Consumer Index, un estudio que analiza los indicadores sanitarios desde el punto de vista de los pacientes.
Este análisis apunta que la sanidad española
suspende en tiempos de espera para acceder a atención sanitaria, endémico talón de aquiles del SNS. Concretamente, en el acceso a los especialistas, a cirugías y diagnósticos basados en tomografía axial computarizada. España tampoco llega al aprobado en el
tiempo que tardan en financiarse los nuevos medicamentos y en el abordaje de infecciones por estafilococo aureus resistente a la meticilina (MRSA). Además, se denuncia la carencia de un
registro estatal y público de médicos y de un catálogo de proveedores con un
ranking de calidad.
Por otro lado, el SNS aprueba
por los pelos en el
tiempo para ser atendido por un médico de familia, en el acceso a terapias contra el cáncer y en el plazo de espera para atención en emergencias o accidentes.
Puesto 18
Todo esto (sumado a sus puntos fuertes, entre los que se encuentran el avance en ámbitos digitales como a receta y la prescripción electrónica)
ha dejado a la sanidad española en el puesto 18 dentro del ranking europeo (misma posición que en la edición anterior), por detrás de países como Eslovaquia, Portugal, Eslovenia o República Checa.
Clasificación y puntuaciones de la sanidad europea. Fuente: Health Consumer Powerhouse.
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Además, el informe afea a España que, a pesar de que se proveen servicios de salud en los que la excelencia médica “puede ser encontrada en muchos sitios,
depende mucho de la capacidad de los consumidores de pagar cuidados privados como suplemento al sistema público”, característica que comparte con Italia, junto con una
alta descentralización del sistema.
El líder del
ranking sanitario europeo es
Países Bajos, entre cuyas características está la “multitud de proveedores de seguros de salud que actúan en competencia”, que están separados de la atención hospitalaria. Además, este territorio cuenta con “la mejor y mayor estructura para facilitar la participación del paciente en la formulación de decisiones y políticas de salud”.
Además, este territorio solventó el problema de las listas de espera con 160 centros de Atención Primeria con posibilidad de hacer cirugías las 24 horas de los siete días de las semana.
¿Sanidad común?
A pesar de que en términos generales el informe recoge que la sanidad europea ha mejorado en indicadores clásicos (como los ratios de supervivencia por dolencia cardiovascular o cáncer, que han aumentado), no es menos cierto que hay
escasas esperanzas para una política europea sanitaria común.
Así lo lamenta
Johan Hjertqvist, presidente del Health Consumer Powerhouse, órgano autor de este informe. “La iniciativa de cuidados transfronterizos podrían haberse convertido en un importante vector para la transparencia y la integración de la sanidad en Europa. Pero la realidad nos dice que muy poco ha ocurrido.
Quizá la lección para Bruselas es que el entusiasmo de los gobiernos nacionales por un sistema sanitaria global es tan limitado como la voluntad para dar la bienvenida a refugiados”.
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