Este 8 de marzo se celebra el
Día de la Mujer. En el sector sanitario, la feminización es un hecho evidente y que pudo tener su origen con estas tres mujeres: Dolors Aleu i Riera, Isabel Zendal y Zoe Rozinach, médico, enfermera y farmacéutica, respectivamente.
En el caso de la medicina, hay que remontarse a finales del siglo XIX para encontrar a la primera doctora que ejerció como tal. Se trata de
Dolors Aleu i Riera, hija de una familia de la burguesía catalana. Rompió todos los moldes al asistir en 1874 a la Facultad de Medicina a las clases del primer curso.
Aleu asiste a la universidad con dos escoltas contratados por su padre, Joan Aleu, que era doctor en Farmacia, jefe de la Policía Municipal, teniente de alcalde de Barcelona y gobernador general de Cataluña.
Aleu terminó sus estudios de Medicina en 1879 con un
expediente brillante. Sin embargo, tiene que esperar hasta 1882 para conseguir la autorización que le permiten presentarse a las pruebas de licenciatura. Su
tesis versó acerca ‘De la necesidad de encaminar por nueva senda la educación higiénico-moral de la mujer’. Su tesis fue publicada en la revista La Independencia Médica en 1883.
Dos años después, Aleu creó junto con Clotilde Cerdà y Bosch, la
‘Academia para la Ilustración de la Mujer’, institución en la que hace de profesora de Higiene Doméstica. Se especializó en Ginecología y Medicina Infantil y ejerció su profesión con gran éxito durante 25 años. Aparte de su consulta en el número 31 de la Rambla, trabaja también de forma
altruista para los niños de la Casa de Caridad.
Su hijo, también alumno de Medicina, murió a los 21 años, antes de terminar la carrera, de tuberculosis pulmonar. En marzo de 1913 fallecería dejando atrás una carrera de éxito.
El papel de la mujer en la Enfermería
La dama de la vacuna. Así se conoce a
Isabel Zendal, considerada en 1950 por la Organización Mundial de la Salud como la primera enfermera de la historia en
misión internacional. Zendal nació en 1773 en Ordes (A Coruña). Hija de padres campesinos, aprendió a leer y escribir en la escuela de la parroquia.
Estatua en honor a Isabel Zendal.
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Aunque se conocen muy pocos datos biográficos de esta enfermera, fue la única mujer que zarpó en la expedición que llevaría la
vacuna de la viruela a América en 1803. Por aquel entonces, Zendal ostentaba el cargo de rectora rectora de la Casa de Expósitos coruñesa, vinculada al Hospital de la Caridad.
El objetivo de esta expedición era que esta vacuna alcanzase todos los rincones del imperio español, ya que la alta mortandad del virus estaba ocasionando la muerte de miles de niños. Isabel fue una
pieza fundamental para que se inmunizara a más de medio millón de personas y, más importante aún, para que se constituyeran juntas de vacunación encargadas de continuar con esta labor.
Dos siglos más tarde del nacimiento de Isabel Zendal, surgía la figura de la
Dama Enfermera de la Cruz Roja con la finalidad de desarrollar funciones de voluntariado sociosanitario. Este cuerpo fue impulsado por la reina
Victoria Eugenia, conocida como la Reina Enfermera, al estallar la Primera Guerra Mundial. La labor de las Damas Enfermeras se desarrolla en hospitales, aunque también colaboran en otros servicios como dispensarios antituberculosos, ambulancias, etc.
En la historia de la Enfermería destacan también las
Siervas de María, siendo las mujeres de esta congregación las
primeras en obtener un título de Enfermería. Conocidas como ministras de los enfermos, se dedicaban al cuidado de toda clase de pacientes. En 1915, el rey Alfonso XIII aprobaba una Real Orden que otorgaba la escuela de esta congregación la facultad de realizar exámenes para que estas mujeres pudieran obtener los primeros títulos de Enfermería.
La primera mujer doctora en Farmacia
Zoe Rosinach Pedrol está considerada la primera mujer española doctora en Farmacia y toda una pionera en su campo. La catalana nació en Lleida en 1.984, fue hija de un odontólogo, al que acompañó en numerosas ocasiones, y de una comadrona, un entorno familiar que favoreció el interés de la pequeña por la ciencia. Realizó sus estudios primarios en su ciudad de origen y en septiembre de 1.913, con el beneplácito de su familia, se matriculó en la facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona.
En la capital catalana permaneció los dos primeros cursos, obteniendo muy buenos resultados en todas las asignaturas que cursó, a excepción de Análisis Químico, materia que no aprobó porque
su profesor se negó en rotundo a aprobarla, dada su condición femenina. Rosinach sufrió problemas de género durante su etapa universitaria en Barcelona y por ello decidió cambiar de aires y terminar sus estudios en Madrid, donde se licenció en 1.919.
En una época en la que la presencia de las mujeres era muy baja en la universidad Zoe Rosinach consiguió
doctorarse en su disciplina, siendo así la primera doctora en Farmacia de la historia de España. Poco después se casó y en 1.932 cumplió uno de sus sueños fundando la que sería su primera farmacia, en Albalate del Arzobispo, un pueblo de la provincia de Teruel que acogió su primer negocio.
Terminada la Guerra Civil, Rosinach se trasladó a la capital aragonesa junto a su familia y fue allí donde obtuvo una nueva licencia licencia para
abrir su farmacia de la Calle Hernán Cortés, un negoció que regentó durante más de 40 años hasta que se produjo su fallecimiento en 1.973. El establecimiento siguió dirigido por su hijo unos años, aunque en 1.983 la ‘botica’ de Rosinach terminó siendo traspasada.
Parece ser que Rosinach sentó
cátedra, ya que en la actualidad el 71 por ciento de los miembros colegiados en Farmacia son mujeres y muchas de ellas r
egentan sus propios establecimientos farmacéuticos. Se trata de una de las profesiones que cuenta con mayor presencia femenina, junto con la Enfermería, y es una de las que mayor proyección tienen entre las mujeres jóvenes, ya que representan un 26 por ciento del total.
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