El aumento del
gasto destinado a los cuidados de larga duración ha visto sus frutos en España. Según el quinto informe del
Observatorio de la Dependencia de Fedea, en 2022, el país destinó un 9,3 por ciento del total de gasto sanitario a la dependencia, lo que supuso una alza de 0,1 puntos porcentuales respecto a los datos del año anterior. Esto se ha traducido en una
reducción de las listas de espera, que han descendido durante este año hasta el 9 por ciento, siendo este el
mejor dato desde los registros de 2015, cuando rondaban el 29 por ciento.
El “limbo de la dependencia” ha sido uno de los mayores retos para el
sistema de atención a la dependencia en España. En 2015, el número de personas en espera de recibir las prestaciones alcanzaba cerca de
385.000 personas, lo que representa un 29 por ciento de quienes tenían derecho a las
ayudas. No obstante, gracias a las políticas implementadas en los últimos años, especialmente el
Plan de Choque de abril de 2021, la cifra de personas pendientes de recibir la prestación ha disminuido, alcanzando en junio de 2024 un 9 por ciento (alrededor de 135.400 personas), lo que equivale a 11 puntos porcentuales menos.
Este progreso destaca especialmente en las comunidades autónomas como
Castilla y León y
Galicia, donde las listas de espera han sido prácticamente eliminadas, con porcentajes cercanos al 0 por ciento. Por el contrario, algunas comunidades como
Cataluña y
País Vasco aún mantienen un porcentaje de personas pendientes del 17 por ciento.
Inversión de España en dependencia sobre el PIB
A pesar de los avances en la reducción del
limbo de la dependencia, la
inversión en este problema en España sigue siendo inferior a la de otros países de la OCDE. En 2022, España destinó apenas un 0,9 por ciento del PIB a cuidados de larga duración. Según el informe, esta cifra está
“muy lejos de la inversión en otros países de Europa.
Por ejemplo, en
Suecia o
Noruega, se destina entre el 2,7 por ciento y el 4 por ciento del
PIB a la dependencia, lo que refleja una importante diferencia en la asignación de recursos para la atención a la dependencia.
La situación laboral en el sector de la dependencia
El sector sociosanitario ha experimentado un aumento significativo en la
contratación en los últimos años para la atención a este problema. Según los datos de la
Encuesta de Población Activa (EPA), en 2024, la participación de los ocupados en el sector de la dependencia respecto del total de ocupados en el primer y segundo trimestre de 2024 se situó en un
3,2 por ciento.
Además, dentro del subsector de
asistencia residencial, el componente de atención en establecimientos residenciales para personas mayores y con discapacidad física representa actualmente el
77 por ciento (había llegado al 82 por ciento a finales de 2013).
El informe de Fedea señala que la expansión del empleo en el sector responde directamente al aumento de la demanda de servicios debido al
envejecimiento de la población y el incremento de las tasas dependencia.
Retos en la atención a la dependencia
A pesar de estas cifras, el país todavía tiene
retos por delante para mejorar la vida de las personas en sutiación de dependencia. Durante la pasada legislatura, 110.292
personas en situación de dependencia fallecieron mientras se encontraban a la espera de recibir las prestaciones que necesitaban. Este es eldato oficial que el Gobierno de España ha publicado en respuesta a una pregunta parlamentaria realizada por Vox.
En concreto, el número de
personas que murieron por año fue de 34.408 en 2020; 28.192 en 2021; 25.699 en 2022; y 21.993 en 2023. Junto a este dato, el Gobierno recoge que el número de
personas que fallecieron mientras esperaban el reconocimiento de la situación de dependencia. Esta cifra se eleva durante el total de la legislatura pasada a 77.673 individuos. El desglose anual es el siguiente: 21.079 en 2020; 18.479 en 2021; 19.661 en 2022; y 18.454 en 2023.
Para hacer frente a estos datos, el Ejecutivo señalaba en dicha respuesta que se continuará trabajando “para la mejora del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia” de una manera “global e integrada”, con el objetivo de
mejorar la atención y la calidad de vida de las personas en situación de dependencia y de las personas cuidadoras no profesionales, que según se detalla son, en su mayor parte, mujeres.
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