El calor excesivo del verano
no frena la tendencia a la baja de los índices de mortalidad en España. Según datos del sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), del
Ministerio de Ciencia e Innovación, en julio fallecieron en todo el país 26.317 personas por causas diversas, incluido el calor,
2.065 menos de las 28.382 que se habían estimado y algo más de 7.600 menos de las contabilizadas en el mismo mes de 2022, cuando se registraron 7.985 decesos más de los que se esperaban, hasta llegar a un total de 36.023.
De estas más de 26.000 personas fallecidas este pasado julio,
884 murieron por causas relacionadas con la temperatura, esto es, 1.029 menos de las 1.913 de julio de 2022. Es decir que, en el séptimo mes del año, marcado por un histórico incremento de las temperaturas en toda Europa, sólo el
3,3 por ciento de los fallecimientos registrados estuvieron relacionados con las altas temperaturas, frente el 5,3 por ciento de julio del año anterior.
En junio, mes que inaugura el verano, se registraron
224 muertes atribuibles a las temperaturas, sólo el 0,85 por ciento de las 32.645 contabilizadas en total, que, además, fueron 1.761 menos de las estimadas para todo el mes, 34.406. Los datos también contrastan con los del mismo mes de 2022, cuando hubo unos 600 fallecimientos más por calor, 830 en concreto, el 2,2 por ciento de los 37.128 decesos registrados a lo largo de junio, que superaron en 4.394 a los que esperaba el MoMo.
Balance interanual positivo entre enero y julio
Las cifras mensuales y anuales de mortalidad en 2023 reflejan una tendencia general a la baja de media en todo el país. Sólo en febrero murieron más personas de las esperadas -943 más-, lo cual arroja una diferencia de
8.396 decesos menos de los estimados en lo que va de año: 251.850 en total frente a los 260.246 que se esperaban sumando todos los meses entre enero y julio.
En la comparación interanual el
balance también es positivo para 2023. Si bien en enero, febrero y marzo hubo más muertes que en los mismos meses de 2022, a partir de abril el panorama cambió diametralmente. Sólo en febrero y en marzo de este año fallecieron más personas por cualquier causa con respecto al año previo, cuando, además,
la cifra real de decesos superó a la estimada en todos los meses menos en marzo, lo cual arrojó un balance entre enero y julio de
22.541 muertes más de las calculadas a priori por el MoMo, 272.908 en total frente a las 250.367 estimadas. Esos casi 273.000 fallecimientos son algo más de 21.000 de los registrados a las mismas alturas de este año.
En cuanto a las muertes por temperaturas entre enero y julio, en 2023 se han contabilizado 2.895, el
1,1 por ciento del total, frente a las 3.828 de 2022, que supusieron el 1,4 por ciento de todas las registradas.
El julio más caluroso de la historia
El
Servicio de Cambio Climático Copérnico de la Unión Europea informó recientemente de que, con una temperatura media de 16,95 grados centígrados, este julio es, por el momento,
el mes más caluroso de la historia del continente europeo, una situación que, entre otras cosas, mentiene a los países del Mediterráneo sometidos a una oleada de incendios.
Este lunes, la
Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)
mantuvo activa una alerta naranja por temperaturas de hasta
40 grados centígrados en todo el Valle del Guadalquivir, además de diversos avisos amarillos en buena parte del interior peninsular por temperaturas de entre 35 y 39 grados. No obstante, se espera que el calor vaya menguando desde este martes y que este jueves se registren temperaturas de entre 5 y 10 grados por debajo de lo habitual en algunas zonas, una tregua que será breve y que sólo durará hasta el fin de semana.
A primeros de este mes, un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm), publicado en Nature Medicine, estimó que, de las
60.000 muertes relacionadas con las altas temperaturas que se registraron en toda Europa entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre de 2022,
11.324 tuvieron lugar en España, el
segundo país con mayor mortalidad, sólo superado por Italia, que registró 18.010 fallecimientos por esta causa.
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