Leire Sopuerta / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Santo Domingo de la Calzada (La Rioja)
El tutor del médico residente siente una gran responsabilidad en el desempeño de su tarea, al tener en sus manos la formación de los facultativos del futuro. Un trabajo que realiza, sobre todo, por vocación, para el que apenas cuenta con tiempo para aprender metodología docente y evacuativa y que le exige horas de dedicación fuera de la jornada laboral. A ello se une que no tiene el suficiente reconocimiento profesional ni está adecuadamente incentivado. Si bien, la recompensa está en la satisfacción personal que produce.
Jacinto Fernández, ex presidente de la Asociación de Redes de Comisiones Docentes y Asesoras de Formación Sanitaria Especializada (Areda) y moderador del debate.
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Estas reflexiones han quedado expuestas durante el debate 'El tutor y su función en el proceso productivo: alcance y necesidades', celebrado en el marco del XV Encuentro Global de Neumología, organizado por Sanitaria 2000 en colaboración con Boehringer Ingelheim, Covidien, Linde Healthcare, Oximesa, Novartis, Gasmedi y VitalAire.
Debate en el que han participado Ramón Agüero, jefe de servicio de Neumología del Hospital Marqués de Valdecilla; José María García, jefe de servicio de Neumología del Hospital San Agustín; y Salvador Pons, neumólogo del Hospital Son Llàtzer. Todos ellos moderados por Jacinto Fernández, ex presidente de Areda.
Agüero ha defendido que "los servicios hospitalarios que no tienen gente joven están abocados a la rutina". "El mayor acicate de mi trabajo ha sido ser tutor", ha reconocido, a la vez que ha lamentado que la formación de quien ejerce esta responsabilidad es cuestión de "voluntarismo" porque "no se le proporciona los medios necesarios". Algo que, ha dicho, debe cambiar porque "la medicina se aprende en la facultad, pero a ser médico se aprende en el día a día durante la residencia".
Por su parte, García ha señalado que el trabajo asistencial del tutor no se organiza en función de sus obligaciones. "O dedicas parte de tu tiempo personal o no hay manera". A pesar de ello, ha destacado que "lo más importante es que el tutor no transmita sus frustraciones, sino que tenga la motivación suficiente para arrastrar al residente". No hay que olvidar que "el tutor es un ejemplo, es un maestro". Precisamente para García lo más importante es "conseguir la satisfacción personal de formar a los médicos residentes". Si, además, esta tarea estuviera incentivada económicamente, "sería fenomenal".
En su intervención Pons ha defendido que el tutor solo puede ejercer su responsabilidad si cuenta con el apoyo de su equipo. "Si el jefe de servicio no cree en la docencia no vale la pena ni plantearse ser tutor". Fundamentalmente porque "son innumerables las tareas del tutor, casi inasumibles de manera individual". Para Pons las sociedades científicas "deben ir de la mano de la formación de los residentes".
Jacinto Fernández, ex presidente de la Asociación de Redes de Comisiones Docentes y Asesoras de Formación Sanitaria Especializada (Areda) y moderador del debate; Ramón Agüero, jefe de servicio de Neumología del Hospital Marqués de Valdecilla; José María García, jefe de servicio de Neumología del Hospital San Agustín de Avilés; y Salvador Pons, neumólogo del Hospital Son Llàtzer.
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En este sentido, el vicepresidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), Domingo Sánchez, quien ha presenciado el debate y ha participado en el turno de preguntas, ha coincidido con los ponentes en que el trabajo que desempeñan los tutores es "algo vocacional" y "no disponen de los medios adecuados para ejercer este trabajo". Un hecho que ha lamentado porque "el sistema de formación español es excelente, ejemplo a nivel internacional y no podemos permitir que se descuide". Además ha pedido que los médicos "den ejemplo" a los residentes respecto a la importancia de "la formación y evaluación".
Para terminar y a modo de conclusiones, Fernández ha recopilado las principales ideas. Así, ha señalado que el sistema de formación español es “excelente” con una normativa “muy perfeccionista”, lo que ha derivado “en una carga de trabajo que recae en el tutor”. Y, “como no se organiza el trabajo asistencial del tutor en función de sus obligaciones, éste debe dedicar su tiempo personal y contar con el apoyo de su equipo para ofrecer una buena formación al residente”.
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