El
gasto sanitario debe doblarse en los próximos 10 años. Es la principal conclusión que se extrae del
informe de Esade Funding the gap. El futuro del sistema sanitario: ¿Será posible financiar el sistema y reducir las desigualdades en salud?, donde han cifrado las
necesidades de financión en entre 32.000 y 48.000 millones de euros para 2025.
Para los autores del estudio, esto supone ponerse en el peor escenario. Según
Francisco Longo, director de EsadeGov, el gasto público en 2025 podría situarse entre los 97.000 y los 113.000 millones anuales, considerando que en 2015 habrá sido previsiblemente de 64.833 millones de euros.
La diferencia entre el gasto sanitario para 2015 y la necesidad de inversión cifrada en más de 32.000 millones, son los
16.000 millones de euros que ejemplifican el coste de no actuar, de no tomar las medidas necesarias de financiacón del sistema público de aquí a 2025. Los autores también señalan que los 32.500 millones estimados en el escenario posibilista representan la base que habrá que financiar para cubrir las necesidades del sistema sanitario público en la fecha señalada.
Gasto mayor que el PIB
El estudio presentado muestra también que el gasto en salud crece con el desarrollo de los países, pero lo hace a
mayor ritmo que el crecimiento del PIB, una media de dos puntos por encima. Esto lleva a un debate sobre la sostenibilidad del sistema, "que se ha realizado a menudo obviando los beneficios que el sistema sanitario aporta", según
Manuel Peiró, director del Institute for Healthcare Management de Esade.
Este debate, según
Joan Barrubés, socio director de Antares Consulting, requiere una visión más global que abarque una
reflexión colectiva sobre las prioridades del gasto público y el nivel de riqueza que la sociedad está dispuesta a dedicar a la salud, una política fiscal eficaz para poder recaudar los recursos necesarios para financiar el gasto público, un debate sobre la cobertura del sistema centrado más en la rentabilidad de las prestaciones incluidas en la cartera de servicios y el desarrollo de una única política que se ha demostrado eficaz hasta el momento: mejorar la gestión del coste de los procesos de asistencia sanitaria.
Los recortes
En el informe también se aborda la
reducción del gasto sanitario público durante la crisis, un recorte significativo, ya que en 2014 el gasto se situó en niveles de 2007. Los capítulos
más reducidos han sido los salarios de los profesionales -más del 10 por ciento desde 2009-, las
inversiones -el 28 por ciento de los equipos tecnológicos de los hospitales españoles tienen más de diez años- y los precios de los fármacos -los gastos en las
farmacias se han reducido un 22 por ciento-.
Estos recortes han agravado el
riesgo de desigualdad en salud, especialmente por su impacto en los sistemas de salud como consecuencia de la reducción del gasto público -una disminución de 8.900 millones de euros entre 2009 y 2013-. También se ha valorado el impacto sobre el estado de salud de la población y en las desigualdades sociales. Según el estudio, entre 2009 y 2012 el número de personas en riesgo de pobreza o de exclusión social aumentó en 9 millones en la Unión Europea.
Este estudio de Esade aporta datos que demuestran que las
situaciones de pobreza generan condiciones de peor educación, alimentación, conocimiento y acceso al sistema, y disminuyen la capacidad de seguir los consejos de los profesionales sanitarios.
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