El pasado 2021, el segundo año de la
pandemia de Covid-19, dejó un exceso de 30.298 muertes en España. Así lo ha reflejado el último informe del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (
MoMo) del Insituto de Salud Carlos III (
ISCIII), una cifra que supone algo más de un tercio del exceso de mortandad producido durante la pandemia con un total de 102.628 muertes. El informe refleja también los diferentes picos de sobremortalidad que han tenido lugar desde el inicio de la
pandemia, y el último de ellos ha sido el dado desde el 8 de noviembre al 4 de enero, es decir, durante la sexta ola causada, en gran medida, por la llegada de la nueva variante
Ómicron.
Durante esta,
el informe notifica un exceso de 6.615 muertes, lo que supone un 9,3 por ciento. Para llevar a cabo la recogida de estos datos, el
ISCIII utiliza la información de la mortalidad por todas las causas que se obtiene diariamente de 3.999 registros civiles informatizados del
Ministerio de Justicia, correspondientes al 93 por ciento de la población española y que incluye todas las provincias del país.
Este viernes el
Ministerio de Sanidad ha notificado 74.937 nuevos casos de
Covid-19 y 195 muertes. Estas cifras son inferiores a las del mismo día de la semana pasada, cuando se notificaron 118.922 positivos, lo que evidencia la tendencia a la baja en la evolución de la
pandemia. Por su parte, la incidencia desciende más de 120 puntos hasta llegar a los 2.299 casos por cada 100.000 habitantes.
Según el último informe epidemiológico, un total de 10.274.653 ciudadanos se han contagiado y el número de fallecidos suma 94.235 desde el inicio de la pandemia.
¿Cuáles son los factores para cuantificar las defunciones?
Las estimaciones de mortalidad esperada se realizan mediante modelos restrictivos de medias históricas basados en la mortalidad observada de los últimos 10 años.
Las defunciones observadas en los últimos 28 días se corrigen por el retraso en la notificación, teniendo en cuenta
tres factores: el número de defunciones notificadas diariamente, la distribución de defunciones notificadas diariamente y del número promedio de fallecidos por día, aplicando una regularización a la estimación por máxima verosimilitud.
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