La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el movimiento antivacunas es una de las diez principales amenazas para la salud que va a enfrentar el mundo en el año 2019. En esta lista también ha colocado al dengue, la contaminación del aire, el cambio climático y la enfermedades no transmisibles, como el cáncer, entre otras problemáticas.
La OMS ha alertado que el movimiento antivacunas se ha afianzado en varios países alrededor del mundo en los últimos tiempos, especialmente en Estados Unidos. Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades muestran que, si bien la cobertura de la mayoría de las vacunas recomendadas se mantuvo relativamente estable y alta en 2017 para los niños estadounidenses de 19 a 35 meses, el porcentaje que no ha recibido vacunas se ha cuadruplicado desde 2001.
De acuerdo con un estudio reciente publicado en la revista PLOS ONE, un número creciente de personas en muchos estados de Estados Unidos, han cambiado de opinión en cuanto a la vacunación. "Desde 2009, el número de exenciones no médicas para vacunas de 'creencias filosóficas' ha aumentado en 12 de los 18 estados que actualmente permiten esta política: Arkansas, Arizona, Idaho, Maine, Minnesota, Dakota del Norte, Ohio, Oklahoma, Oregon, Pensilvania, Texas y Utah", dice la investigación.
Otros países con notables movimientos antivacunas incluyen Australia, donde alrededor de 40.000 niños no están vacunados por objeciones de sus padres; e Italia, que introdujo nuevas reglas en 2018 que suspenden las vacunas obligatorias que se requerían para que los niños fueran admitidos en la escuela.
Según la OMS, la humanidad ha logrado avances significativos en las últimas décadas en lo que respecta a la salud mundial: la esperanza de vida ha aumentado en muchas partes del mundo, la poliomielitis está al borde de la erradicación y 6 millones menos de niños menores de 5 años murieron en 2016, en comparación con 1990.
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