Jesús Vicioso Hoyo. Madrid
Llega el buen tiempo, comienza el ‘tren’ de fiestas populares y en gran parte del país los toros en las calles son parte esencial de la tradición. Pero cuando hay cogidas, la diversión se torna en trabajo para los equipos sanitarios taurinos. Son los que mejor saben lo que se necesita para evitar desgracias en pleno jolgorio. Y, pese a ello, denuncian que los cambios normativos no les tienen en cuenta.
José Ventura Remolar, vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Castellón.
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“Quienes conocemos la problemática de los festejos taurinos somos nosotros, porque somos los que atendemos las cogidas”. Lo dice José Ventura Remolar, vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Castellón en la Organización Médica Colegial, que hace unos días reclamó en la asamblea sectorial del ente nacional que las administraciones autonómicas tengan en cuenta la opinión de los sanitarios a la hora de hacer las normativas.
La cuestión es que el médico taurino se siente abandonado, si no obviado, cuando se regula internamente en una comunidad un asunto, el de la cobertura sanitaria de las fiestas taurinas populares, que tiene una ley nacional y dos reales decretos donde se marcan taxativamente unas exigencias que luego, a la hora de autonomizar, se menguan hasta la mitad.
"Que se cuente con nosotros"
“Estamos a favor de que haya la mayor cobertura y preparación de los médicos. Pero no de que se impongan normas que rebajen las exigencias y no se cuente con nosotros”, manifiesta el vocal de los médicos de Castellón. Y pone dos ejemplos: Aragón ha hecho su propia ley después de que el Tribunal Supremo echase por tierra su anterior articulado en el que se dejaba a la mitad los requisitos del RD 1.649/1997, donde se exige, según recuerda Ventura, que la enfermería taurina de estas fiestas, como norma básica tenga un médico jefe que sea o cirujano o traumatólogo, un médico ayudante de Familia, personal enfermero y auxiliar.
Después del fallo del Alto Tribunal, la comunidad aragonesa sacó una ley propia que no puede ser recurrida, como en el caso de un decreto, por, en este caso, un colegio de médicos. Otro ejemplo que pone Ventura es el reciente decreto que ha lanzado la Comunidad Valenciana sobre estas fiestas, en la que se especifica una serie de condiciones sin contar con la opinión de los sanitarios.
“Se están regulando cosas de médicos que tienen que controlar los colegios pero sin la opinión de los médicos”, apunta el ponente del asunto en la reunión del ramo en la OMC. “¿Qué debemos hacer los médicos? Si usted me está imponiendo cosas sin contar conmigo, y a lo mejor alguna de esas cosas son de difícil cumplimiento técnicamente, por ejemplo la formación específica en un plazo determinado, que, muchas veces, no se podrá cumplir en el periodo que se exige”.
En este último caso, el decreto de la región levantina recoge que en un plazo de un año, los médicos que hagan servicios taurinos en festejos populares tienen que tener el curso de formación de reanimación cardiopulmonar avanzada.
“Mucha gente no los tiene, se hacen con cuentagotas, y en un año los 2.000 médicos de Castellón no van a poder tener esa formación, ni los 12.000 de Valencia, ni los 5.000 de Alicante. En un año, el 90 por ciento de los médicos no van a poder acceder a hacer ese trabajo”, dice el experto en la materia, que añade: “Ahora te encuentras con un profesional médico que lleva 20 resulta que no puede hacerlo, cuando lo grave es que los gobiernos omiten la ley básica estatal. ¿A qué jugamos?”.
Mapa de riesgo
Otra exigencia de los facultativos especializados en fiestas taurinas es el denominado ‘mapa de riesgo’, donde se analicen los puntos donde más atención sanitaria es necesaria. “No es lo mismo que se haga un festejo taurino en un pueblecito de 100 habitantes con cuatro vaquillas que el de una población de 5.000 habitantes y al que asisten 20.000 personas y que enciman toros peligrosísimos. No es lo mismo”, indica José Ventura, quien reclama que la administración autonómica tenga cada vez más en cuenta la voz con experiencia de primera mano que tiene el médico taurino.
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