El laboratorio de referencia e Investigación en
Parasitología del Centro Nacional de Microbiología del Isciii ha participado en un estudio internacional, que se publica en la revista
The Lancet Microbe, que ha identificado diversos
biomarcadores de esquistosomiasis urogenital que podrían mejorar el
diagnóstico de la enfermedad.
El trabajo, coordinado desde el Instituto de
Medicina Tropical y Salud de la Universidad James Cook de Australia, ha localizado entre los biomarcadores hallados
dos antígenos que podrían utilizarse como herramientas de campo especialmente sensibles y específicas para apoyar iniciativas de control y eliminación de la esquistosomiasis, con especial atención a la vigilancia posterior a la eliminación de la infección.
Javier Sotillo, del laboratorio de Parasitología del
CNM-ISCIII, es uno de los firmantes principales del artículo.
Estos dos antígenos se han utilizado para desarrollar
nuevos test rápidos basados en inmunocromatografía capaces de detectar la enfermedad, que pueden ser especialmente útiles en la realización de pruebas dirigidas a poblaciones especialmente expuestas al riesgo de esta infección; la sensibilidad de estos test se ha estimado en torno al
75-90 por ciento, según los primeros resultados del estudio.
Herramienta array de proteínas
Gracias al uso de una herramienta denominada
array de proteínas, los investigadores realizaron un cribado que permitió localizar un
grupo selecto de antígenos (sustancia que induce una respuesta inmunitaria al generar anticuerpos) capaces de ofrecer información útil para el diagnóstico de la enfermedad. Dos de los antígenos provocaron una respuesta inmunitaria con producción especialmente elevada de anticuerpos IgG en suero y orina de personas infectadas. La investigación se ha valido del análisis del secretoma (conjunto de proteínas generadas por una célula) para
localizar los nuevos biomarcadores.
El hallazgo podría paliar la
falta de herramientas diagnósticas lo suficientemente sensibles y eficaces para descubrir la enfermedad, por ejemplo con campañas de cribado, especialmente en zonas en las que la infección es endémica y los medios diagnósticos y terapéuticos escasean, según explica Sotillo.
Datos sobre la esquistosomiasis
La
esquistosomiasis afecta a unas
200 millones de personas en el mundo, especialmente en África y Oriente Medio. Es una de las enfermedades tropicales desantendidas (
NTDs) más importantes del mundo y en las últimas décadas ha aumentado en
Europa y España la presencia de casos importados de personas inmigrantes o viajeros que provienen de zonas endémicas.
Se trata de una
infección parasitaria aguda y crónica causada por especies del género Schistosoma, que en personas es causada en su mayoría por cinco especies (S. japonicum, S. mansoni, S. haematobium, S. mekongi y S. intercalatum).
Todas las infecciones por esquistosoma se producen tras tener contacto con determinadas
larvas de gusanos, llamadas cercarias, que viven en agua dulce y que penetran en el cuerpo a través de la piel, generando, en el caso de la especie S. haematobium, una infección que genera
inflamación en el sistema urinario por la presencia de huevos en la pared de la vejiga, uréter y órganos genitales. Entre los primeros síntomas destaca la presencia de sangre en la orina (hematuria) y, si la infección se agrava, puede derivar en fibrosis vesical, estenosis ureteral, insuficiencia renal y cáncer de vejiga.
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