El
Gobierno de España quiere estar más conectado con la
investigación tanto universitaria como de ámbito privado. Para ello, el Ejecutivo ha reestructurado la Presidencia del Gobierno para impulsar una
Oficina Nacional de Asesoramiento Científico.
Según indican desde la propia Orden, publicada este viernes en el Boletín Oficial del Estado (BOE), “la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico se encargará de
establecer mecanismos institucionales para el asesoramiento científico, identificar y potenciar casos de buenas prácticas
dentro y fuera del sector público y ayudar a crear puentes entre el Gobierno y el talento científico que existe en
centros de investigación y universidades”.
A nivel orgánico, el Ejecutivo de
Pedro Sánchez enmarca esta Oficina dentro de la Secretaría General de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica. Y lo hace con el objetivo de
“fomentar el uso de la evidencia empírica y el conocimiento científico en el proceso de toma de decisiones”. Decisión que se ha tomado por la presión del contexto de otros países, según reconoce la propia Moncloa: “La complejidad de los retos sociales, económicos y medioambientales a los que nos enfrentamos hace cada vez más necesario conectar las Administraciones Públicas con la ciencia y las instituciones investigadoras”. “Es por esto que, en los últimos años,
varios gobiernos y organismos internacionales se han dotado de unidades y mecanismos de asesoramiento científico”, matizan en la citada orden del BOE.
Con este paso, España refuerza la toma de decisiones basada en la evidencia, un camino que ya emprendió a nivel parlamentario con la creación de la
Oficina de Ciencia y Tecnología en el Congreso de los Diputados.
Esta ‘Oficina C’ tiene como función “ser un servicio de referencia para el Congreso de los Diputados en su tarea de evaluación de la dimensión científica y tecnológica de todos aquellos temas que supongan oportunidades y amenazas para España”, según ellos mismos explican. “Para ello, la Oficina C
identifica temas de interés en el medio-largo plazo sobre los que se considere importante poner el foco científico-técnico”, añaden. “Se trata, por tanto, de contribuir a debates en el medio-largo plazo más que de ofrecer servicios a la agenda política inmediata”, explican.
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