Eduardo Ortega Socorro. Madrid
Las cifras que genera la resistencia a los antibióticos de los microbianos, generada por el sobreuso o mal empleo de estos fármacos son mareantes. Al menos, a día de hoy, 25.000 europeos mueren al año por esta razón, y en 2050 la cifra de llegará a ser de 10 millones anuales en todo el mundo. Su impacto económico tampoco se pone en duda. Solo en la Unión Europea, las resistencias provocan un gasto de 1.500 millones de euros, causados no solo por el impacto sanitario sino también por el efecto que tienen en la productividad laboral.
Purificación Tejedor del Real, del Parlamento Europeo; José Luis Villanueva, de la Dirección General de Coordinación de Atención al Ciudadano y Humanización de la Asistencia Sanitaria de la Consejería de Madrid, y Bruno González-Zorn, investigador del Centro de Vigilancia Sanitaria.
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Es por estas razones que durante su última reunión celebrada en Alemania a mediados de octubre, los ministros de Sanidad de los países que forman el G-7 ( Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) firmaron un acuerdo marco para establecer las resistencias a antibióticos como una de sus prioridades, explica Bruno González-Zorn, uno de los coordinadores del encuentro alemán e investigador del Centro de Vigilancia Sanitaria, quien tiene la ambición de que la alerta por esta cuestión esté equiparada con el "cambio climático".
El investigador indica que, a la hora de combatir las resistencias, Reino Unido y Alemania llevan ventaja al resto de Europa, gracias a la superior inversión económica que han realizado. Sin embargo, también considera que el Plan Nacional puesto en marcha por España está logrando un resultado óptimo. Esto se debe a que "es un plan vivo, que siempre se está adaptando a las circunstancias y que está organizado por varios ministerios al mismo tiempo, no solo por Sanidad", destacando la importancia de la aportación del de Educación.
De hecho, González-Zorn considera que la integración del plan en las políticas públicas de forma transversal es básica. "Un nuevo antibiótico que se lance ya tendrá resistencia por microbianos en diez años", advierte. "Es como dar más brandy a un alcohólico. El problema es de sobreuso o mal uso", y de ahí la necesidad de medidas integrales e integradas en la sociedad.
1.000 millones de la Comisión
Estas cuestiones son abordadas durante el 'Encuentro Antibióticos y resistencias: un reto recurrente', organizado por al Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y patrocinado por MSD en Madrid. En él también participa Purificación Tejedor del Real, del Departamento de Política Económica, Científica y de Calidad en Políticas de Vida del Parlamento Europeo, quien ha cifrado en 1.000 millones de euros la inversión de la Comisión Europea en proyectos de investigación para poner fin a las resistencias microbianas.
Sin embargo y a pesar del desembolso económico, "desde 1997 no ha salido al mercado ningún antibiótico nuevo". En este sentido, afirma que la Comisión ha buscado un nuevo modelo de negocio y de relación con los laboratorios para incentivar la investigación en este ámbito de los antibióticos, con una inversión de 600 millones.
Asimismo, afirma que "a pesar de que se ha hecho mucho las resistencias siguen avanzando" y llama a iniciativas holísticas, que también lleguen a la población general y las políticas públicas. "Se está haciendo todo este trabajo, pero mientras hay farmacias que siguen vendiendo antibióticos sin receta".