El futurible primer ministro británico, contra la tasa al azúcar

Boris Johnson, que lidera las encuestas para sustituir a Theresa May como líder del partido conservador británico y, por tanto, como primera ministra del país, se ha mostrado partidario de revertir los impuestos a las bebidas azucaradas, vigentes desde hace un año.

En un acto de campaña, ha señalado que, de llegar al 10 de Downing Street –la residencia londinense del jefe de Gobierno en Reino Unido– estudiará deshacer los llamados ‘impuestos al pecado’ (sin taxes).

Estas declaraciones llegan paralelamente al trabajo de uno de sus partidarios y excandidato a liderar a los ‘torys’, Matt Hancock, que es secretario de salud británico y prepara un borrador para extender estos impuestos a productos lácteos como los batidos.

Más ejercicio, menos impuestos

“La reciente proposición de una tasa para batidos me parece que golpea a aquellos que menos se lo pueden permitir. Si queremos que la gente pierda peso y siga unos hábitos de vida saludables debemos animar a la gente a andar, ir en bicicleta y, en general, hacer más ejercicio. Más que imponer más impuestos, debemos mirar a cómo de efectivos son los conocidos como ‘impuestos del pecado’ y si realmente están cambiando hábitos”, ha dicho en declaraciones recogidas por The Guardian.

Ante estas palabras, especialistas en salud pública en Reino Unido y asociaciones de médicos han puesto el grito en el cielo. Shirley Cramer, presidenta ejecutiva de la Real Sociedad de Salud Pública, ha manifestado en el BMJ que el impuesto ha conseguido que “casi la mitad de los refrescos han reducido el azúcar en sus productos”.

El Real Colegio de Médicos de Edimburgo ha indicado que cualquier movimiento hacia la reversión de la tasa sería un “desastre” para la salud pública del país. Otro especialistas han señalado la eficacia y equidad de la medida frente a otras intervenciones de salud, como el incremento del ejercicio físico, pues no requiere acción individual por parte de los profesionales.