La fase más dura de la pandemia de Covid-19 dejó consecuencias en la población que van más allá de los contagios de la enfermedad, como una
invisibilización de los casos de violencia de género. Un informe elaborado por la
Universidad de Granada ha revelado ahora que durante el segundo trimestre del 2020 los partes médicos de lesiones por esta causa se redujeron un
18,8 por ciento debido al impacto que tuvo el confinamiento domiciliario de la primera oleada.
La
investigación encargada por el Ministerio de Igualdad ha detectado que tanto la respuesta sanitaria como los atestados policiales por violencia machista se frenaron de forma considerable entre los meses de marzo y mayo, cuando imperaban las restricciones más estrictas de
movilidad y la interacción social era muy limitada. En ese contexto, las denuncias se aminoraron un 14,7 por ciento. Sin embargo,
las llamadas al teléfono de atención 016 sí que crecieron con fuerza un 48,5 por ciento.
“Los datos indican que bajo las circunstancias creadas por la pandemia
se ha producido un aumento de la violencia de género, y que la respuesta ante la misma y la atención a las víctimas se han visto dificultadas en este escenario”, han apuntado los autores de la investigación.
Esta es una de las claves de este documento que ha analizado las consecuencias que ha tenido la pandemia en la lacra de la violencia de género cuando se cumplen dos años desde la declaración del primer estado de alarma. El análisis muestra cómo
el número de asesinatos machistas sí que se redujo en 2020 hasta los 47, lo que supone un 14,5 por ciento menos que en 2019. Pero la violencia no cesó en su conjunto.
Estadísticas de homicidios por violencia de género 2003-2020. Fuente: Ministerio de Sanidad
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La pandemia incrementó el aislameinto de las víctimas
Los analistas han concluido que la entrada en escena de la pandemia provocó un incremento de algunos de los fenómenos de la violencia de género, como el
control y aislamiento de las víctimas, la disminución de las posibilidades de recurrir a una
separación o una denuncia, así como una merma de la
atención profesional y la asistencia. Mientras que sí que crecía la “percepción de impunidad por parte de los agresores”.
En el plano sanitario, el informe también pone sobre la mesa otra realidad. Durante la pandemia
el consumo de ansiolíticos e hipnóticos se disparó. Aunque las estadísticas no permiten trazar una relación directa con la violencia de género, los autores han recordado que la población de mujeres es la que más toma este tipo de tranquilizantes. “
Pudo influir el efecto acumulativo del paso del tiempo bajo unas condiciones que no terminaban de desaparecer”, han subrayado.
El análisis también muestra un
incremento de los suicidios durante el año 2020, en comparación con la serie estadística de los cinco anteriores ejercicios. Si bien el aumento se produjo en ambos sexos, la tendencia entre los hombres ya era al alza en 2019, mientras que las mujeres venían de un año anterior en el que se produjo un ligero retroceso. “Este escenario refleja que
las consecuencias de la pandemia en este plano han impactado más sobre las mujeres que sobre los hombres, que lo han hecho de forma aguda”, han apostillado.
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