El coronavirus replica estos días en
China las sacudidas que casi llevaron al colapso a occidente hace apenas tres años. Con un índice muy moderado de vacunación y una sociedad que se había acostumbrado a vivir bajo las fuertes restricciones de la política
‘cero covid’, el país asiático atraviesa una onda pandémica de consecuencias aún impredecibles: “Este es el preludio de un escenario alarmante”, reconoce el epidemiólogo
Joan Caylà, que advierte de que el resto del mundo no permanecerá ajeno a esta situación.
Las autoridades chinas han confirmado hasta la fecha
cinco fallecidos a consecuencia del brote de coronavirus, aunque incluso medios locales ponen en duda la veracidad de este dato. Las imágenes que llegan del país dan buena muestra de la situación real: hospitales abarrotados, muertos acinados en los crematorios y largas colas en unas farmacias que no logran satisfacer la
demanda de medicamentos. Los pronósticos apuntan a que, a lo largo de los próximos tres meses,
el 60 por ciento de la población se contagiará y las víctimas mortales se contarán por millones.
Para Joan Caylà, miembro de la
Sociedad Española de Epidemiología, lo que ocurre estos días en China constituye un fiel reflejo de la crisis sanitaria que Europa y el resto de occidente afrontó en 2020. Una pandemia que, hasta ahora, Pekín había mantenido bajo control con un férreo sistema de restricciones que se mantuvo vigente hasta este mismo diciembre.
“Esta política ha sido
dura pero efectiva”, apunta el epidemiólogo, que recuerda que en un país con mucha menos población como es
Estados Unidos (330 millones frente a los 1.412 millones de China), el número de muertes vinculadas al virus supera la barrera del millón. En el caso de China, la cifra oficial ronda los 5.000.
Ahora, añada Caylà, los chinos se asoman a una circunstancia similar a la que se vivió al otro lado del mundo, pero con algunos problemas añadidos. El primero de ellos se refiere a la
limitada cobertura vacunal de refuerzo, especialmente entre los mayores. Además, el especialista apunta a la nula comercialización de
dosis adaptadas a Ómicron.
Consecuencias para España del brote chino
Sobre el
impacto que este brote chino pueda tener en España, Caylà advierte de que el conjunto de Europa ha tiene la equivocada percepción de que “la pandemia ha sido
superada”. “Lo que pueda pasar en las próximas semanas en China, un país super poblado con un problema creciente de coronavirus, debería hacernos recapacitar para mejorar la prevención y el control de estas enfermedades”, apunta.
De hecho, subraya el propio Caylá, el
número de defunciones asociadas al covid en España durante el primer semestre de 2022 ha aumentado un 2 por ciento en relación al mismo periodo del pasado año hasta situarse en las
20.915 (fallecidos con el covid identificado, según los datos del Instituto Nacional de Estadística). A ello se suma que solo la mitad de la población de entre 50 y 70 años ha recibido las dosis de refuerzo, así como la relajación a la hora de adoptar medidas como la relativa al uso de la mascarilla en transportes. “Lo que se deduce de estos datos es que hay una idea generalizada de que el problema está superado”, destaca.
Esta circunstancia, sumada a una “falta de una buena
estrategia de comunicación” por parte de las autoridades sanitarias, puede tener consecuencias “preocupantes” a corto plazo en España. “Tendríamos una onda pandémica en el primer trimestre del año que coincidiría con la gripe y el virus sincitial respiratorio”, concluye.
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