La última actualización del informe sobre la inmunidad frente al
coronavirus Covid-19 realizado por el
Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad refleja que el 94 por ciento de contagiados están protegidos siete meses de la reinfección y de sufrir la enfermedad de
forma sintomática.
Este documento recuerda que en el primer año de pandemia hubo un
brote a bordo de un barco pesquero. De los 122 tripulantes, 120 fueron analizados con PCR y serología antes y después de una travesía de 32,5 días. Al inicio solo tres tripulantes tuvieron
serología positiva, en la que se identificaron anticuerpos neutralizantes.
Al regreso, 104 tripulantes tenían
PCR positiva o habían seroconvertido. Los tres tripulantes en los que se habían identificado los anticuerpos previos al embarque no tuvieron ningún síntoma de enfermedad, ni se detectó en ellos presencia del virus, lo que sugiere que estaban
protegidos frente a la infección.
A medida que ha ido pasando el tiempo, se han visto
numerosos casos de reinfección, lo que permite estimar si la inmunidad natural (la adquirida tras pasar la enfermedad) es efectiva.
Nivel de anticuerpos frente al Covid en fase aguda, a los seis meses y al año.
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En cuatro estudios se estimó que la infección por
SARS-CoV-2 confería entre un 80 y un 90 por ciento de protección frente a la reinfección a los siete meses y un 94 por ciento frente a enfermedad sintomática. En personas mayores de 65 años, la efectividad se estimó
en torno al 50 por ciento para la reinfección.
Duración de la inmunidad Covid
Por el momento se desconoce todavía la
duración de la inmunidad tanto tras pasar el Covid-19 o tras ser vacunado. Si bien, en la fase de memoria de una respuesta inmune, las células B y T (específicas de SARS-CoV2) se mantienen en un
estado de latencia, pero están listas para entrar en acción si vuelven a encontrar el virus o una vacuna que lo represente.
Estas células B y T de memoria surgen de células activadas en la reacción inmune inicial. Las células experimentan cambios en
su ADN cromosómico, denominadas modificaciones epigenéticas, que les permiten reaccionar rápidamente a una infección e impulsar respuestas encaminadas a eliminar el agente causante de la enfermedad.
Las células B tienen un papel doble en la inmunidad: producen anticuerpos que pueden reconocer proteínas virales y pueden presentar partes de estas proteínas
a células T específicas o convertirse en células plasmáticas que secretan anticuerpos en grandes cantidades.
Actualmente se conoce que las
células plasmáticas pueden convertirse en células de memoria por sí mismas y pueden secretar anticuerpos de forma continua, que conferirían una protección duradera. Las células plasmáticas de memoria (CPM) se pueden mantener durante décadas, si no toda la vida,
en la médula ósea. Por ello, para muchos autores, la presencia en la médula ósea de CPM de larga duración que secretan anticuerpos
constituiría el mejor predictor disponible de inmunidad de larga duración.
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