Del mismo modo que
trabajan los perros detectores de drogas o explosivos, lo hacen
Angus y Dodge, dos
springer spaniels ingleses que son capaces de detectar la
superbacteria Clostridium difficile, que ataca a quienes tienen debilitado el sistema inmunitario por antibióticos y que causa una diarrea infecciosa potencialmente letal que prolonga la estancia en el hospital y aumenta el riesgo de potenciales nuevas infecciones.
La idea de entrenar a estos perros de caza para detectar la bacteria se produjo después de que la canadiense
Teresa Zurberg pasara cinco días ingresada por esta infección, que le hizo perder 9 kilos. Su marido le comentó entonces el artículo sobre un
beagle que había sido entrenado en Holanda para detectar esta bacteria, y ella pensó que si la Clostridium difficile tenía algún olor,
ella podría trabajar con los perros para conseguirlo también.
Angus encontró la bacteria en un centenar de lugares del hospital donde empezó a trabajar en verano de 2016
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De este modo presentó su idea a las autoridades sanitarias de Vancouver, donde decidieron probar un programa piloto con Angus, que desde el pasado verano ha encontrado la
bacteria en un centenar de lugares distintos del Hospital General. Dicho programa concluyó con éxito el pasado mes de marzo, y ahora al equipo de detección se ha unido Dodger.
Infección de hospital
Según Vancouver Coastal Health -las autoridades sanitarias-, las infecciones por Clostridium difficile son un problema en todos los hospitales y suponen un círculo vicioso. El
64 por ciento de todos los casos son adquiridos en hospitales y un 28 por ciento en la comunidad.
La superbacteria vive en materia fecal que permanece en las habitaciones de los hospitales incluso después de que se proceda a limpiarlas. La infección se produce al
tocar superficies contaminadas y llevarse después las manos a la boca. Del mismo modo, los trabajadores pueden propagarla entre los pacientes si contaminan sus manos.
El trabajo de los perros es importante porque
aceleran el proceso de detección de la Clostridium difficile sin necesidad de usar la luz ultravioleta que habitualmente se utiliza. Una vez que el perro percibe la bacteria, un
robot desinfecta la zona con un 99,9 por ciento de eficacia.
Segúun recoge la
BBC, Zurberg tardó 10 meses en entrenar a Angus, que empezó a trabajar en el hospital en verano de 2016 cuatro días a la semana. Su entrenamiento es el mismo que el utilizado para otras sustancias, y sus resultados han hecho que otros
países como Finlandia o Chile se hayan interesado por el modelo.
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