¿Debería acudir un niño a una guardería en la que puede haber menores sin vacunar y con el riesgo de contagio? Esta es la pregunta que se hacen miles de padres cuando se preguntan qué pueden hacer para tratar de
garantizar la salud de sus retoños. Y esta también es
la pregunta que mantiene divididos a los médicos, que se mueven entre dos aguas: la de la vía perceptiva y la de la libre elección de los propios progenitores.
El debate ha vuelto a situarse en el foco después de que la propia
Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó recientemente de que los
casos de sarampión, una enfermedad para la que hay vacuna, se han
triplicado en Europa. En el caso de
España, el
Ministerio de Sanidad ha recomendado la vacuna para aquellas personas nacidas desde 1970 para que el país siga siendo catalogado como libre de sarampión.
Respecto a las vacunas pediátricas, España presenta
una tasa de aplicación del 97 por ciento, por encima incluso de lo recomendado por la OMS -95 por ciento-. Esto sucede en un contexto en el que los
movimientos reticentes a la vacunación han ganado protagonismo en Europa, aunque todavía son de carácter residual en España, según apuntan los expertos. Debido a los riesgos, comunidades como
Galicia, Castilla y León y Extremadura exigen la cartilla de vacunación para poder acceder a una plaza pública en una escuela infantil.
Este es, precisamente, el punto que divide a los médicos, según ha podido comprobar
Redacción Médica. Desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (
Semergen) y la
Asociación Española de Vacunología son favorables a optar por la concienciación para mantener igual de elevadas que hasta ahora las tasas de vacunación. Al otro lado, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (
Sempsph) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (
Semg), optan por la vía preceptiva, ya sea de manera directa o indirecta.
Información y educación en salud
La Coordinadora Nacional del Grupo de Trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública de Semergen,
Esther Redondo, señala que “lo más adecuado es aportar
una correcta información y educación en salud a los padres, a los pacientes, informándoles claramente de los beneficios y riesgos de las diferentes vacunas”.
Galicia, Castilla y León y Extremadura exigen la cartilla de vacunación
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“Esta es una labor impecable que hacen desde hace tiempo los pediatras españoles y que nos sitúa como uno de los países del mundo con mejores coberturas de vacunación en la infancia.
Educar en salud es lo importante, más que imponer, sobre todo si esta medida funciona”, asegura. De hecho, sobre el hecho de que existan comunidades donde se exija a los padres la cartilla de vacunación, entiende que esta medida es “más como una llamada de atención a la población, que como una necesidad real”.
Redondo contempla, no obstante, la posibilidad de
obligar a estar vacunado a los profesionales sanitarios, sobre todo en ciertos servicios (neonatos, transplantados…). “O al menos, lo exigiría como requisito imprescindible para poder trabajar en ellos y si no se cumple no acceder a ese servicio o no poder ser contratado”, apunta. También afirma que “se podría prever que la decisión de vacunación obligatoria -para toda la población- por c
ircunstancias que así lo requirieran”.
En esta misma línea se sitúa
Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología, que aboga por
“sentarse, empatizar, escuchar, entender y actuar con educación sanitaria” a aquellos padres reticentes a vacunar a sus vástagos. A ellos hay que hacerles ver que “estamos en un mundo globalizado” en el que, contra las enfermedades transmisibles, “nunca podemos bajar la guardia”.
Sobre la posibilidad de obligar, sostiene que, en este momento,
“con el nivel de de tasas que tenemos no parece necesario”. “Creo que sería contraproducente porque generaría más anticuerpos o dudas en quienes que no lo tienen claro”, dice.
Medidas preceptivas
España presenta una tasa de vacunación del 97 por ciento en niños
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Por su parte,
Isabel Jimeno, responsable del Grupo de Vacunas de la SEMG, también insiste en la necesidad de fomentar la educación en salud y vacunología.
“Las vacunas deben formar parte de nuestro mantenimiento de la salud”, esgrime. “Es como el cinturón de seguridad en los coches, que ya no solo te lo pones porque sea obligatorio, sino porque lo tienes metido en el disco duro”, explica.
A pesar de que advierte de que “cuando una cosa se pone como obligatoria, a veces surgen movimientos en contra”, sí que sostiene que se pueden tomar medidas de indirectas de tipo obligatorio para el caso de los niños.
“Si quiero que esté en grupo con otros niños, se le podrá exigir las vacunas”, lo mismo que se le reclama que cumpla un horario y no que el niño “venga a la hora que le dé la gana”.
Más taxativo al respecto se muestra el vicepresidente de la Sempsph,
José Luis Alfonso, quien sobre la obligatoriedad de las vacunas, tanto a niños como adultos, que “debería serlo”. “Es más, en muchos países desarrollados ya están sacando lo que se llama la ‘prevención en toda la vida’”. “
La prevención debiera ser siempre, luchando para que sea vea reflejada en los presupuestos de hospitales, ministerios” y otros organismos sanitarios.
Por último, con el escenario legislativo actual, reconoce que
la obligación de tácito “no se podría hacer”, aunque señala que hay “medidas indirectas” que se pueden aplicar recogidas en la Ley General de Salud Pública.
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