La directora general de Tráfico,
María Seguí, ha presentado su dimisión este viernes, como resultado de un escándalo que salpica no solo su gestión al frente de la
Dirección General de Tráfico (DGT), sino también su etapa anterior,
cuando era directora general de Salud Pública de Castilla-La Mancha. No ha esperado Seguí al resultado de la investigación interna que tenía abierta el Ministerio del Interior contra su marido, Francisco López Valdés, presunto beneficiario del
tráfico de influencias que ejercía. Ha presentado su renuncia y el titular de la cartera,
Jorge Fernández Díaz, se la ha aceptado.
Precisamente, la
rama sanitaria constituye una parte principal del entramado corrupto en torno a Seguí que investiga interior.
Según publica El Mundo,
en su etapa en Castilla-La Mancha, la hasta ahora directora de la DGT ofreció a su marido utilizar el
Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo para ganar un proyecto de investigación con el que optar a fondos de la Unión Europea.
Ofreciéndole a dedo el acceso a las instalaciones y el nombre del Hospital de Parapléjicos, Seguí buscaba garantizarle a su pareja el acceso a una beca del programa Consolider, por el que se obtenía
financiación de larga duración (5-6 años) y de gran tamaño (1-2 millones de euros) para proyectos de investigación. Finalmente, Seguí no pudo ofrecer el hospital a su marido porque abandonó su cargo para
acceder precisamente a la cúpula de la DGT. Aquí continuaron las actividades supuestamente fraudulentas, con indicios de más adjudicaciones a dedo.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.