Una hipotética independencia de Cataluña para instaurarse como república supondrían su
hundimiento económico y por ende, del sistema sanitario. Así lo ha explicado el ministro de Economía,
Luis de Guindos, en su defensa en el Pleno del Congreso del decreto ley que fija un marco para
agilizar el cambio de sedes sociales de empresas a territorio nacional ante la inestabilidad por el desafío independentista.
Para De Guindos, la
fuga de 800 empresas que estamos viviendo en las últimas semanas por el
cambio de sede social será solo un "aperitivo" para lo que podría ocurrir, que
sería "un suicidio económico" y algo que el "Gobierno no va a dejar que suceda". El ministro entiende que estos cambios de sede "escuezan en determinados ambientes", pero solo evidencian que "los que generan riqueza y empleo ponen de manifiesto las políticas enloquecidas" del Govern.
De Guindos asegura que los problemas financieros y recaudatorios harían imposible hacer frente a la Sanidad
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Las consecuencias de una independencia catalana están claras para el ministro, que ha asegurado que supondría quedar
fuera de todos los tratados europeos, por lo que el 70 por ciento de los productos quedarían sujetos a aranceles y restricciones administrativas a nivel comercial, ocasionando pérdida de competitividad. Salir del euro, además, haría que la restricción crediticia de los años de crisis fueran "un chiste con lo que podría ocurrir", y llevaría aparejada una devaluación de la peseta.
Sin sanidad
Toda esta recesión sobrevenida generaría problemas comerciales, financieros y de capacidad recaudatoria, de manera que "
no se podría hacer frente ni a la Sanidad, ni a la Educación, ni a los principio básicos del Estado del Bienestar", ha asegurado en el Congreso de los Diputados.
En esa línea, ha advertido de que se llegaría a la monetización del déficit, a la generación de inflación y a la falta de acceso al mercado de capitales, de manera que su ratio deuda pública PIB quedaría "absolutamente inflado" y supondría el
empobrecimiento de la sociedad catalana.
Mientras ha hecho su exposición de lo que ocurrirá con una república catalana, De Guindos ha recordado que el
Gobierno no consentirá que eso suceda, y ha pedido a la
Generalitat que acabe con la "tortura" que supone este desafío independentista.
Sin presiones
Además, ha
negado cualquier tipo de presiones para que grandes empresas hayan decidido abandonar Cataluña. En el caso de
CaixaBank y Banco Sabadell, en concreto, ha asegurado que en una Cataluña independiente quedarían
fuera del acceso a liquidez del Banco Central Europeo (BCE), lo que ha provocado que se hayan marchado porque "no tenían alternativa", ya que "no pueden vivir sin acceso a un Banco Central".
A todo lo anterior De Guindos ha añadido la caída del 20 por ciento de las
reservas turísticas, de entre un 20 y 25 por ciento de las
ventas de coches o de entre un 15 y un 20 por ciento de las ventas de los
grandes almacenes, además de la retirada de depósitos de los clientes de los bancos.
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