En España, en 2050 habrá casi
el doble de personas mayores de 70 años que niños en edad pediátrica, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE). Un hecho que debe hacer replantearse el actual
Sistema Nacional de Salud (SNS) y que pone sobre la mesa hasta
cuatro desafíos a los que tendrá que enfrentarse, tal y como explican en el último informe de Funcas 'Los retos del sistema sanitario a la luz de la transición demográfica'.
"La transición demográfica se caracteriza por el
envejecimiento progresivo de la población y otros fenómenos demográficos como la concentración urbana, la baja natalidad y las migraciones desde el exterior. Esa transición demográfica impone nuevos retos para los
sectores sanitario y sociosanitario", explican sus autoras Camila Regueiro-Ons y Beatriz González.
El primero de estos desafíos es
lograr el envejecimiento saludable a través de la prevención, que será clave para "moderar o
expandir el uso de recursos y la necesidad de financiación". No obstante, la prevalencia de algunas enfermedades que provocan la mayor carga de enfermedad en España ya se está reduciendo tendencialmente, señalan las expertas.
La
prevención será fundamental para transitar estos cambios demográficos. Dentro de ella habrá que distinguir la
prevención clínica, que se realiza desde el dispositivo asistencial (evitar la enfermedad antes de que aparezca), y la
prevención secundaria que consiste en evitar recidivas y tratar precozmente la patología correspondiente.
Cambio climático y consecuencias en la salud
Por otro lado, el
cambio climático tendrá consecuencias en la salud, así que habrá que tomar medidas para atajarlo. Tal y como detallan en el informe, entre los posibles efectos directos en España se encuentra "la influencia de los eventos meteorológicos extremos como son las amplias oscilaciones de temperaturas (olas de calor y frío) sobre la
mortalidad, ingresos hospitalarios y prevalencia y agravamiento de enfermedades psiquiátricas o estacionalidad de los trastornos afectivos (categoría referida a problemas de salud mental que incluyen todos los tipos de depresión y desorden bipolar)".
En este sentido, el sector sanitario puede contribuir a aminorar el problema
mejorando la eficiencia energética de sus instalaciones y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Una vuelta de 180º a la organización sanitaria
El tercero de estos retos tiene que
ver con la organización sanitaria. Con una mayor población envejecida, las necesidades del SNS cambian y amoldarse a ellas será primordial. En primer lugar, habrá que
adaptar los dispositivos de oferta sanitaria, tanto el capital humano como el material dependerán del envejecimiento poblacional, de los cambios en la morbilidad y de los desarrollos tecnológicos en el sector de la salud.
"Hay otras profesiones sanitarias que necesitarán ser potenciadas,
empezando por Enfermería, con tasas sustancialmente inferiores en España que en otros países del entorno", sostienen en el documento de Funcas, al tiempo que añaden que la
ruralidad requerirá del diseño de incentivos adecuados para cubrir plazas poco atractivas, en centros alejados de difícil cobertura.
En este punto también será importante la
coordinación entre la atención sanitaria y la sociosanitaria para adaptarse a la transición demográfica enlaza directamente con las estrategias de cronicidad: "La Atención Primaria, longitudinal, accesible y resolutiva, es una pieza fundamental en las
estrategias de cronicidad y en la coordinación entre sanidad y servicios sociales. Los cambios necesarios trascienden la organización, y requieren
modificar también financiación e incentivos".
Financiación del sistema sanitario
Finalmente, las
necesidades de financiación del sistema sanitario es el último problema al que debe enfrentarse el SNS, puesto que en numerosos estudios, el cambio demográfico se revela como "
el principal determinante del gasto sanitario".
"La propuesta para el control del gasto sanitario es poner el foco en los factores que determinan la
intensidad del uso de recursos sanitarios, como el estado de salud de la población, el uso de las nuevas tecnologías o la organización y
gestión del propio sistema sanitario", sostienen las autoras.
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