El
rechazo a las vacunas de determinados tipos de colectivos está propiciando la
reaparición de enfermedades que desde hacía décadas se encontraban prácticamente erradicadas en el mundo occidental. Es más, en los seis primeros meses de 2018
más de 40.000 europeos contrajeron sarampión, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por ello,
Rachel Alter, asistente de investigación en el
Instituto de la Tierra de Columbia (EEUU), está generando un movimiento a nivel nacional e internacional para
disipar los mitos que existen en torno a la vacunación, entre los que se encuentran los
supuestos efectos adversos que pueden provocar las mismas.
Para combatir al movimiento antivacuna Alter
da cuatro consejos. El primero es mantener el respeto en todo momento dado que “la gran mayoría de los antivacunas en realidad solo
están tratando de hacer lo mejor para sus familias y sus hijos y
no tienen el conocimiento de la ciencia para revisar toda la información”, por lo que la científica asegura que hablar desde el
respeto es el mejor sistema de comenzar una conversación fructífera.
En segundo lugar, Alter esgrime que durante la conversación
no se debe bombardear al interlocutor con datos y estadísticas. Es necesario entablar un clima de respeto en el que se escuchen todas las opiniones. En este sentido, establece que es necesario hacer preguntar para conocer y examinar las creencias de la otra persona de un modo más cercano, para
intentar ayudarlo a cambiar de opinión poco a poco.
Por último, es necesario que s
e esclarezca de dónde han surgido este tipo de creencias para poder encontrar puntos en común y comenzar a explicarle al interlocutor porqué debería vacunar a sus hijos y proteger así a su familia.
El objetivo de este estudio es
recopilar sugerencias razonables que permitan a los médicos y otros profesionales sanitarios hablar con los antivacunas para hacerles ver los beneficios que conllevan las vacunas para toda la población.
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