La pandemia del Covid-19 no solo está provocando que miles de profesionales sanitarios se acojan a la baja laboral afectados por la enfermedad, sino que el coronavirus también sigue cobrándose ‘víctimas’ de manera indirecta. De hecho, en centros sanitarios y sociosanitarios en donde se han detectado brotes, el absentismo ha crecido hasta alcanzar al 20 por ciento de la plantilla, cuando de media el porcentaje basal se sitúa entre el 5 y el 6 por ciento, lo que supone un aumento del 15 por ciento.
Si bien es cierto que no existe un único estudio que recoja esta realidad a nivel nacional, existen diversas investigaciones en distintas comunidades autónomas que ponen de relieve esta realidad, según explica a Redacción Médica Manuel Martín Carrasco, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP).
Este absentismo también guarda relación, entre otros factores, con el aumento del consumo de ansiolíticos y antidepresivos entre los profesionales sanitarios. “No hay datos concretos, pero sí que se puede confirmar la tendencia” si se cruzan las informaciones disponibles. En este sentido, Martín señala que “siempre ha habido una serie de factores que distorsionan lo que tiene que ver con la salud mental de los profesionales sanitarios”, pues se tratan de una población “que tiende mucho a la automedicación y al no acudir a una consulta médica”.
Ansiedad, estrés e insomnio
“Situaciones de ansiedad, estrés e insomnio derivan en cuadros depresivos, y esto ya supone a nivel de sufrimiento personal una merma también profesional”, advierte, y que puede repercutir en la calidad asistencial. Estas depresiones, que pueden derivar en el citado absentismo, “no afectan solo al estado de ánimo, sino a la capacidad de atención y concentración o a la propia memoria”.
Para tratar de reducir la depresión entre los profesionales del sector de la sanidad, el vicepresidente de la SEP aboga por establecer sistemas formativos sobre gestión y técnicas de control emocional. Además, considera fundamental que las gerencias breguen por abrir “canales de atención” a través de los cuales constituir “lugares a los que puedan acudir para recibir ayuda”. Para ello, además, considera fundamental que se garantice el anonimato de quienes necesitan ayuda para fomentar que acudan a estos espacios para recibir la atención adecuada.
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