Hasta el momento en
España se han administrado
21.071.940 dosis de vacunas contra el Covid-19, según el último registro de vacunación del
Ministerio de Sanidad. Con este ritmo de inmunización, el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que en los próximos
100 días se logrará la inmunidad de grupo en el país, lo que ha levantado diferentes hipótesis sobre la posibilidad de
relajar el uso de la mascarilla de cara al verano. En este contexto, el presidente de la Xunta,
Alberto Núñez Feijóo y el exconsejero vasco de Sanidad y asesor internacional en políticas de Salud,
Rafael Bengoa, han coincidido que el fin de la mascarilla obligatoria en la calle se debería aplicar dentro de poco, o en julio como ha afirmado Feijóo. Sin embargo,
Inmunología explica que aún no es momento de "pensar" en relajar su uso para las vacaciones de verano.
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Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (
SEI) argumenta que no nos encontramos en un momento de pensar en “relajar” el uso de las mascarillas y cuestiona cómo se debería
controlar a aquellos vacunados que podrían ejercer la “libertad” de ir por la calle sin protección.
“Tenemos que mentalizarnos en mantener el ritmo de vacunación y sin relajarnos, es decir, protegiéndonos continuamente. En
Estados Unidos se ha promovido implementar esta medida porque tienen un
ritmo de vacunación más rápido. Si lo hacemos en España, ¿cómo vamos a
controlar quién va por la calle con vacuna o sin vacuna? No estamos en esa situación”, asegura.
Al ser consultado sobre las declaraciones de Pedro Sánchez, Lópes Hoyos explica que “el Gobierno sabe mejor la
previsión de vacunas que llegarán y por eso pueden decir una fecha estimativa para lograr la inmunización de rebaño. Aún así, será complicado en verano mantener el ritmo de vacunación cuando llegue el turno de los más jóvenes, ya que estarán en otras ciudades de vacaciones de verano y
no podrán cumplir las citas para ser inoculados”, afirma.
Mascarilla obligatoria en espacios cerrados
El inmunólogo, sin embargo, sugiere que no se recomiende sino que se
obligue a usar la mascarilla en espacios cerrados y sin ventilación.
Desde Microbiología,
Raúl Ortiz de Lejarazu, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica argumenta que lo “lógico” sería
no llevar mascarilla al aire libre, en la calle o en espacios abiertos. Sin embargo, coincide con Inmunología y sugiere que no se recomiende sino que se “obligue” a usarse en espacios cerrados como el
transporte público, aglomeraciones y sitios sin ventilación, sobre todo cuando la distancia y el tiempo de permanencia en los mismos vaya a ser prolongada.
Sobre este último punto, Ortiz de Lejarazu explica que las mascarillas de “mayor protección” son las
FFP2. Sin embargo, recomienda las mascarillas quirúrgicas porque “reducen” hasta un
70 por ciento la posibilidad de infección.
Por su parte,
Pere Joan Cardona, microbiólogo del Hospital Germans Trias, Badalona y profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) asegura que en la medida que exista
más cobertura vacunal en España se podrá plantear dejar de usar la mascarilla, pero que todo dependerá de los
indicadores de contagio.
Al ser consultado por una fecha aproximada para esta medida, Cardona señala que “no hay una fórmula mágica para predecir cuándo nos sacaremos la mascarilla. Es probable que con el ritmo de vacunación dejemos de usarla en los próximos meses, por lo menos en la calle, pero es necesario que en espacios cerrados la utilicemos al igual que las otras medidas como el distanciamiento y el lavado de manos”.
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