En España faltan médicos y enfermeras. O al menos, no se han repuesto los puestos que desde 2012 a 2018 han ido desapareciendo por jubilaciones o
la fuga de talento sanitario al exterior. Así lo señala
José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y exsecretario general de Sanidad desde el 2005 a 2011, que cuantifica en
30.000 profesionales sanitarios el número de trabajadores que ha perdido la
sanidad española.
Según explica Olmos a
Redacción Médica, la pérdida de ese personal se debe a “la tasa de reposición cero que fijó el
Gobierno de Rajoy, y que ha supuesto la no sustitución del personal que se ha ido
jubilando durante estos últimos años”.
Esta situación, según el experto sanitario, “se suma a los contratos precarios que se hacen en la sanidad española, que ha dado lugar a que muchos de
nuestros médicos y enfermeras han decidido salir fuera de España en busca de mejores oportunidades”.
Esta situación de falta de profesionales sanitarios se agrava con la llegada de la pandemia del coronavirus Covid-19, la cual ya fue patente durante la primera ola de contagios. “Ahora hay una enorme cantidad de actividades que hay que atender, ya no solo relacionadas con la pandemia. Hay números procesos clínicos que necesitan de atención y que quedaron desatendidos
durante los meses de marzo y abril por la saturación sanitaria que vivió nuestro Sistema Nacional de Salud”, expone Olmos.
Así, el profesor de la
Escuela Andaluza de Salud Pública cree, como la presidenta de la Comunidad,
Isabel Díaz Ayuso, que en España faltan médicos y enfermeras para hacer frente a la pandemia por lo que “es necesario aplicar unas medidas extraordinarias para paliar ese déficit de profesionales”.
Receta para paliar el déficit de médicos
La mayoría de ellas van en la misma línea que se siguió durante los meses más duros de la pandemia. Es decir, según Olmos hay que “agilizar al máximo la homologación de las titulaciones sanitarias de extranjeros que están pendientes; se debe plantear la posibilidad de sumar a los profesionales sanitarios jubilados; contar con los estudiantes de Medicina y Enfermería de último curso; los MIR deben de aumentar su actividad; sumar a los profesionales de Farmacia y Veterinaria a las tareas de rastreo de casos; y desligar la actividad asistencial de determinadas especialidades.
Y todas estas tareas deben de ir retribuidas de forma acorde”.
Sobre si la falta de médicos se puede deber a que
faltan plazas para estudiar Medicina, Martínez Olmos reconoce que “en su momento faltaban plazas de Medicina.
El estado y las universidades deben de dar una respuesta conjunta a esos déficits”.
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