Apenas han comenzado las celebraciones navideñas pero las autoridades ya tienen la vista puesta en lo que vendrá después. El miedo a
nuevos rebrotes de Covid-19 ha llevado a muchos países europeos diseñar estrategias de contención una vez finalicen las fiestas, entre las que se encuentran los
cribados masivos. De hecho, la realización de
test de antígenos podría llegar a evitar
miles de contagios diarios en caso de rebrote, tal y como revela un estudio realizado en
Francia.
Según esta investigación, publicada de forma preliminar en
MedRxiv a falta de la revisión, si el
75 por ciento de la población se somete a este tipo de pruebas de diagnóstico a partir del 4 de enero -un poco antes de terminar las celebraciones navideñas- se conseguirían eliminar hasta
80.000 contagios diarios en el plazo de un mes.
Alrededor de 35.000 en tan solo 15 días tomando como base una posible duplicación de los infecciones cada 21 días y la
evolución de la pandemia en las zonas metropolitanas del país galo. Si se reduce este umbral a 14 días, los cribados masivos podrían llegar a evitar entre
185.000 y 200.000 positivos diarios, según los resultados obtenidos.
Por el contrario, la falta de este tipo de campañas de diagnóstico en una nueva oleada podría derivar en un
aumento exponencial de contagios alcanzando hasta 140.000 diarios a principios de mayo, tal y como revela el
modelo matemático elaborado por los investigadores del proyecto para averiguar el potencial de las pruebas masivas.
El equipo de expertos parte de la base de que las pruebas diagnósticas, unidas al aislamiento y al seguimiento de contactos cercanos son los mecanismos idóneos a la hora de frenar un
repunte de casos de coronavirus, especialmente en aquellos países que han decretado
confinamientos en estas fechas, como Francia. Este cálculo predictivo trata de averiguar, de hecho, cuál sería el impacto de los cribados masivos en un escenario de repunte una vez concluyan los distintos 'cierres'.
A pesar de los resultados alentadores, este tipo de test rápidos presentan ciertas
limitaciones, según advierte el documento, ya que la "sensibilidad puede cambiar durante la fase de infección". Esto hace que aproximadamente la mitad de individuos en una
"fase latente" de la infección no lleguen a dar positivo y puedan ser detectados al comienzo de una campaña pero sí puedan seguir contagiando una vez realizada la prueba.
A ello se suma la complejidad que supondría llevar a la práctica este modelo en cuanto a
distribución, abastecimiento y administración, ya que se necesitarían 50 millones de pruebas de antígenos semanales para analizar al 75 por ciento de los ciudadanos franceses más los costes derivados del aislamiento.
Participación voluntaria y abastecimiento, clave en los cribados masivos de Covid-19
Para describir la propagación del Covid-19 en el territorio, los científicos utilizaron un modelo compartimental que dividía a la población contagiada en 4 grupos concretos:
personas expuestas pero que aún no son infecciosas - con una duración del proceso de 4 días de media-, contagiosos
asintomáticos - un día de media-, contagiosos con síntomas, -3 días de media- y aquellos ya recuperados de la enfermedad, dando como resultado una media de 7 días en las cadenas de transmisión.
El estudio también supone que una persona infectada tiene un
90 por ciento de probabilidades de dar positivo al someterse a un test de antígeno -incluso con las limitaciones anteriormente descritas- y reducir las transmisiones posteriormente en hasta un
70 por ciento gracias al aislamiento. Una tasa "optimista" en comparación con los datos obtenidos en Reino Unido, donde la tasa se sitúa en torno al 10 por ciento.
Por tanto, para tener un impacto "positivo" en la evolución epidémica, las pruebas "deben dirigirse a una gran proporción de la población, tener una buena sensibilidad y realizarse de forma repetida en el tiempo", pero sobre todo, deben conducir al
aislamiento de las personas positivas.
No obstante, los test masivos
no deben ser vistos como "una bala plata" contra el virus, capaces de sustituir al resto de medidas de seguridad. Incluso bajo un conjunto de supuestos optimistas, como es el caso de esta investigación, las estrategias de cribados son
efectivas cuando el crecimiento de casos es tan solo "limitado" y se complementan con otros mecanismos de control, como seguimiento de contactos. Ahí es cuando entran en juego "la logística, la eficiencia del aislamiento y la
participación voluntaria de la población para someterse repetidamente a pruebas de diagnóstico", factores que según los científicos "deben evaluarse cuidadosamente".
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