Llevar gafas puede tener sus
ventajas en plena pandemia. Un
reciente estudio realizado en el Hospital de Soizhou, en
China, sugiere que las personas que utilizan lentes a diario tendrían menos probabilidades de
contagio por Covid-19.
La investigación, publicada en
JAMA Ophthalmology, tomó como muestra
276 pacientes hospitalizados por coronavirus, de los cuales,
menos del 6 por ciento presentaban miopía y utilizaban gafas de manera permanente o durante más de 8 horas al día. Los expertos compararon esta proporción con la registrada entre la
población local de Hubei - 31,5 por ciento-, a la hora de señalar una menor tasa de ingreso entre este tipo de pacientes, y por tanto, la posibilidad de que sean
menos susceptibles al virus.
A pesar de no ser concluyentes debido al reducido tamaño de la muestra, los resultados obtenidos sí que establecen una
posible relación entre el hecho de portar gafas de forma regular y el
riesgo de contraer la enfermedad.
Durante el análisis, no se detectaron "diferencias significativas" entre los pacientes con problemas de visión, con una media de edad de 33 años, y el resto de infectados, en cuanto a
síntomas, patologías previas o gravedad de la enfermedad. Catorce pacientes presentaron presbicia y ninguno de ellos aseguró utilizar lentillas.
Desde que se detectara el
primer brote del virus en Wuham, el volumen de pacientes con problemas de visión que precisaron hospitalización ha sido "relativamente bajo". Un hecho que llamó la atención de los investigadores, teniendo en cuenta la alta incidencia de miopía -
más del 80 por ciento- entre población de todas las edades en China.
Las gafas evitan el contacto con los ojos y la transmisión del Covid-19
Para reforzar aún más su hipótesis, este grupo de científicos señaló la utilidad de las lentes como
elemento "protector" frente al coronavirus. Según estudios recientes, una persona puede llegar a tocarse los ojos involuntariamente hasta diez veces por hora. Llevar gafas evita este tipo de hábitos y por tanto impide la transmisión del virus de la mano a los ojos, considerados una
"importante vía de entrada de la infección".
Diversos estudios han detectado "abundancia de la enzima convertidora de angiotensina 2 del receptor del
SARS-CoV-2 en la superficie ocular, a través del la cual el virus puede entrar en el cuerpo humano. También puede ser transportado hasta la
mucosa nasal y nasofarígea mediante la irrigación continúa del conducto lagrimal, provocando una infección respiratoria. De hecho, según este estudio, entre el
1 y el 12 por ciento de pacientes con Covid-19 presentaron "manifestaciones oculares" tras detectarse el virus en las lágrimas o en los sacos conjuntivales. Varios oftalmólogos resultaron afectados durante el tratamiento.
A la vista de estos hallazgos, los expertos ven necesario prestar especial atención a la zona ocular para prevenir posibles infecciones. Por ello, insisten en la importancia de lavarse las manos con determinada frecuencia y
evitar el contacto con los ojos.
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