Los nuevos hábitos que hemos adquirido como consecuencia del
Covid-19 han provocado cambios sobre la piel y en el estado de ánimo que requieren cuidados específicos. De ahí que algunos aspectos ya conocidos como la importancia de preservar la microbiota de la piel y otros más recientes como el concepto maskné o la cosmética del bienestar
se hayan convertido en tendencias cosméticas que desde el punto de vista de los expertos “han venido para quedarse”.
Minerva Abad,
directora del Máster de AMIR en Dermocosmética y FormulaciónAMIR en Dermocosmética y Formulación, y licenciada en Farmacia, experta en formulación y desarrollo de productos cosmético, señala que “sobre la piel residen aproximadamente un trillón de bacterias, las hay que son beneficiosas (residentes) y las hay oportunistas o patógenas. En condiciones normales son capaces de convivir en equilibrio y armonía. El problema llega cuando por diferentes razones se rompe dicho equilibrio. La solución pasa por recuperar el equilibrio de la microbiota y la forma de conseguirlo es utilizar cosméticos formulados con
prebióticos, probióticos, postbióticos o simbióticos y sustancias que impidan la adherencia de bacterias”.
¿Pero cómo afecta el uso de la mascarilla a la piel?
Abad señala que
“los productos asociados al concepto maskné se están haciendo su espacio. Este novedoso concepto tiene su origen en la sintomatología
apreciada en la piel tras el uso continuado de mascarilla como consecuencia del Covid-19”.
“La fricción constante con la mascarilla, el exceso de humedad y el incremento de temperatura en la zona facial han sido algunas de las causas desencadenantes de problemas como irr itación, rojeces, deshidratación, desequilibrio en la microbiota, alteraciones en la producción de sebo, acné, poros dilatados, etc”, subraya.
En su opinión,
“la forma cosmética de abordar este problema debe empezar con unos buenos hábitos de limpieza. Mantener el rostro limpio e hidratado va a ser crucial para el éxito del tratamiento, además de utilizar productos específicos formulados con texturas ligeras y frescas que se mimeticen con la piel y refuercen la bicapa lipídica”.
Neurocosmeticos
Cada vez son más los estudios que evidencian la conexión existente entre la piel y nuestro estado de ánimo. Según la experta, “el estrés, el miedo, la tristeza o la falta de sueño tienen un impacto negativo inmediato sobre nuestra piel, y
desde un punto de vista cosmético también podemos aportar nuestro granito de arena a través de la cosmética del bienestar”.
Para ello, concluye, “existen principios activos a los que ya se les ha dado el nombre de neurocosméticos, capaces de activar esa sensación de bienestar. Actúan a nivel de la epigenética, trabajan sobre los biorritmos naturales de nuestro organismo, mejoran la calidad del sueño, mantienen el correcto funcionamiento del ciclo natural de la melatonina, etc. y comparten un eslogan común: La belleza no es la clave de la felicidad.
La felicidad es la clave de la belleza. Aún nos queda mucho por descubrir en este terreno, pero podemos estar seguros de que si nos sentimos bien, nos vemos mejor”.
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