Los pacientes con coronavirus que han tenido que ser ingresados en el hospital no dejan la enfermedad en el momento del alta,
ya que un 6,7 % de ellos falleció dentro de los 60 días posteriores al alta. Así lo refleja un estudio observacional de 38 hospitales de Estados Unidos
y que recoge Medscape.
"Estos datos confirman que
el Covid-19 se extiende mucho más allá de la hospitalización, un hallazgo consistente con las secuelas a largo plazo de la sepsis y otras enfermedades virales respiratorias graves", dice el autor principal
Vineet Chopra, de la Universidad de Michigan.
Los investigadores encontraron que
el 29,2% de todos los pacientes hospitalizados por Covid-19 del 16 de marzo al 1 de julio murieron. El estudio de cohorte observacional incluyó a 1.648 pacientes con Covid-19 hospitalizados. La mayor parte de esas muertes
ocurrieron durante la hospitalización: 24,2% de los pacientes (n = 398). De los 1.250 pacientes dados de alta,
el 78% (n = 975) se fueron a casa y el 12,6% (n = 158) fueron a un centro de
Enfermería y el resto no se contabilizó.
Dentro de los 60 días posteriores al alta,
el 6,7% (n = 84) de los supervivientes hospitalizados había fallecido y el 15,2% (n = 189) fueron readmitidos. Los investigadores recopilaron datos de 60 días posteriores al alta a través de
una encuesta telefónica, contactando al 41,8% (n = 488) de los pacientes dados de alta.
Crece en los pacientes que pasaron por la UCI
Los resultados fueron aún peores para
los pacientes dados de alta que pasaron un tiempo en la UCI. La tasa de muerte en este grupo fue del 10,4% (17 de 165) después del alta.
Eso resultó en una tasa de mortalidad general del estudio del 63,5% (n = 257) para los 405 pacientes que estaban en la UCI.
La mediana de edad de los pacientes del estudio
fue de 62 años, con un rango de 50 a 72 años. Las tres comorbilidades principales entre los pacientes dados de alta fueron
hipertensión (n = 800, 64%), diabetes (34,9%, n = 436) y enfermedad cardiovascular (24,1%, n = 301).
Los malos resultados posteriores al alta no se limitaron a la mortalidad y la readmisión. Casi el 19% (n = 92)
informó síntomas cardiopulmonares nuevos o que empeoraron, como tos y disnea, el 13,3% tuvo
una pérdida persistente del gusto o el olfato y el 12% (n = 58) informó
más dificultad con las tareas de la vida diaria.
Las secuelas no fueron solo físicas. Casi la mitad de los pacientes dados de alta (48,7%, n = 238) informaron
efectos emocionales y casi el 6% (n = 28)
buscó atención de salud mental. Entre el 40% (n = 195) empleados antes de ser hospitalizados, el 36% (n = 78)
no pudo regresar al trabajo debido a problemas de salud o despidos.
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