Mientras que
Asturias ha pedido este martes 10 de noviembre a su población mayor de 65 años y con enfermedades crónicas que se
autoconfine en sus domicilios, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha insistido en que el
confinamiento domiciliario en España podrá evitarse si los ciudadanos dan "cumplimiento a las medidas" adoptadas por cada comunidad autónoma para frenar la evolución del coronavirus.
A su vez, el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, ha señalado este miércoles que el Gobierno podría aplicar de forma rápida un nuevo estado de alarma que permita esta restricción, pero también considera que se debe esperar.
Una idea que comparte Joan Ramón Villabí, presidente saliente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), ya que considera razonable "seguir el ritmo que estamos teniendo con las
medidas que limitan las posibilidades de contagio". En declaraciones ofrecidas a
Redacción Médica antes de ser nombrado nuevo delegado de Gobierno del Plan Nacional sobre Droga, Villabí no descarta totalmente que en unas semanas se deba imponer un confinamiento domiciliario como el vivido al inicio de la pandemia de coronavirus, pero tiene claro que "no estaría justificado" en todas las comunidades.
"En Cataluña, por ejemplo, además de la mascarilla obligatoria, el toque de queda, y el cierre de bares y restaurantes y otras instalaciones se consigue que, sin llegar a ser un confinamiento, la
probabilidad de estar en contacto con personas y que haya contagios es más baja que antes. Hay una limitación general de grupos en espacios públicos y privados", expresa este médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, quien recuerda que "las medidas tardan unos días en tener efecto, las infecciones de hoy no se ven hasta dentro de una media de siete días".
"La recomendación de no quedar con gente ni ir a reuniones no se la ha tomado todo el mundo en serio"
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Además, Joan Ramón Villalbí señala que el
confinamiento total tiene
efectos secundarios muy graves sobre la vida social, personal y económica de las personas. "Si lo podemos evitar, mucho mejor", señala y, se lamenta de que la
recomendación de "ir con cuidado, no quedar con gente y no ir a reuniones grandes" la tenemos todos, pero
"hay sitios en los que no se la han tomado muy en serio".
"Hay diferencias territoriales que sugieren que
los gobiernos tienen alguna responsabilidad porque algunos han hecho un esfuerzo para explicar que hay que hacer las cosas de una manera y en otros no lo han hecho", reconoce este experto en
Salud Pública.
"No podemos estar llegando continuamente al confinamiento domiciliario"
De la misma forma,
María José Campillo, responsable de Finanzas de CESM y médico de Familia en Murcia,
no cree que esta medida tan extrema -a pesar de ser muy eficaz-
tenga lógica ahora, ya que tiene
"un coste altísimo a todos los niveles" y no es solamente económico. Pone de ejemplo la situación de una persona anciana, inmovilizada durante 3 meses en su casa tiene una afectación a su salud mental y otras patologías; y sin poder acceder a la sanidad porque "está completamente colapsada".
"No podemos estar llegando continuamente a esto", expresa esta facultativa de Atención Primaria. "Parece que
la única solución que queda es la restricción, y la cuestión sería cómo no llegar al confinamiento". Preguntada por dónde estaría el límite que volvería a confinar a la población en sus domicilios, Campillo, reconoce que no hay un consenso internacional que establezca dónde está el límite de contagios ni fallecimientos.
"No se puede tensionar el SNS como lo estamos tensionando; no esperar a invertir en rastreadores cuando la cosa ya no tiene solución, si no hacerlo antes"
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"La situación en
hospitales y las
UCI es muy crítica, todo depende de la
efectividad que tengan las medidas. Si estas medidas no resultan efectivas,
pocas soluciones quedan ya, pero no tiene por qué ser un confinamiento tan estricto como la primera vez. Por ejemplo, los confinamientos domiciliarios que se están decretando en Europa no son así, se permite salir a la gente a caminar más de una hora al día. Pero el problema está en utilizar la medida más extrema por no querer utilizar todas las demás", reconoce esta facultativa.
"La
segunda ola llegó en el mes de agosto no ahora, cuando nosotros ya denunciamos que AP estaba completamente saturada de Covid-19", apunta Campillo, "Pero,
no se han puesto rastreadores, ni se han hecho test, y todo pasa por lo mismo, por
no reforzar la sanidad de una manera o de otra dándole los recursos que se necesitan para no tener que llegar a situaciones límites. En marzo estábamos ante un gran desconocido y era la única solución lógica, pero
ahora no estamos en la misma situación".
La solución: "invertir en sanidad e ir por delante del coronavirus"
"No se ha hecho absolumente nada para evitar la situación que tenemos. Y seguimos sin hacer absolutamente, excepto restringir", dónde está la inversión en sanidad. Así, Campillo apuesta porque
la solución es ir por delante del virus. "No es lo mismo que cuando hay pocos contagios y se pueden controlar los contactos bien, se haga. Que cuando haya ya 700 contagios pienso en qué se puede hacer".
"Si no se hace absolumente nada, y la transmisión sigue así de desbocada, los
hospitales se quedarán sin capacidad y faltan profesionales de sanidad, la tasa de fallecimientos podría ser tres o cuatro veces mayor".
Mientras, desde
el grupo de Medidas de Salud Pública constituido por el Comité Asesor Covid-19 de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme), consideran positivo que el ministerio y las comunidades "estén trabajando conjuntamente y emitiendo comunicados sobre la situación de manera unánime porque los momentos de confusión e informaciones contradictorias disminuyen la fuerza de los mensajes sanitarios y la adherencia de la población a las medidas".
A su vez, confían en "que las futuras medidas que se adopten, entre ellas los posibles confinamientos globales o selectivos, estén basados en criterios claros, apoyados en la información clínica y científica, para evitar debates en el momento de su aplicación".
Así, "aceptada la incapacidad para erradicar el virus, el condicionante principal para tomar medidas extremas es la capacidad de respuesta sanitaria: ingresos hospitalarios, ocupación de UCIs y fallecimientos. A diferencia de fase inicial en marzo, la capacidad diagnóstica actual permite establecer relaciones claras entre casos diagnosticados, hospitalizados, críticos y fallecidos, condicionado por los grupos de edad afectados", expresan desde la organización.
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