Investigadores españoles y belgas se han unido para trabajar conjuntamente en el desarrollo de
una vacuna contra el coronavirus Covid-19 que intenta 'engañar' a nuestro organismo para que produzca proteínas
virales y así estimular nuestras defensas. De este modo, se otorgaría
una inmunidad frente a la enfermedad que se busca que dure mucho más de 3 meses.
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La iniciativa está liderada por
Felipe García desde el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) de Barcelona y cuenta con la colaboración de otros cinco equipos (3 de Cataluña, uno de Madrid y otro de Galicia), entre ellos la Universidad Libre de Bruselas. Además, la propuesta acaba de ser financiada por el
Instituto de Salud Carlos III.
Para lograr la citada
inmunidad, la misión del grupo no es menor: desarrollar
un vehículo nanométrico capaz de transportar dentro de la célula el antígeno que inducirá una respuesta inmune en el organismo para provocar la formación de anticuerpos contra el coronavirus.
“Nuestra vacuna se basa en el uso de ARN mensajero (ARNm), lo cual significa, que en realidad
la vacuna la va a producir el organismo tras su administración”, explica a
Redacción Médica María José Alonso, del equipo gallego que trabaja en el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela.
Una inmunidad de larga duración
La idea es que la vacuna permita
proteger al organismo contra el coronavirus durante “mucho más tiempo que tres meses” y,
en el plazo de seis meses, calculan que pueda ser testado en animales.
En seis meses se prevé que comience a testarse en animales
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A través del ARNm, la vacuna lleva la información necesaria para que el propio organismo del ser humano produzca ese antígeno en el organismo y así desarrolle la respuesta frente a ese antígeno producido por la persona. “Esta es una categoría de vacunas relativamente reciente, pues
estamos acostumbrados a las vacunas que son microorganismos atenuadas partes de proteínas”, sostiene Alonso.
“Nosotros no vamos a estudiar una proteína como antígeno, sino que vamos a administrar el ARN que contiene la información genética
para que el organismo sintetice y produzca el antígeno”, asegura. Una vacuna de este tipo ya se encuentra en fase 2 en
Estados Unidos y es la primera que se ha utilizado en ensayos clínicos.
“El ARN lo administramos nosotros, que es el que da lugar a la fabricación del antígeno, pero, cómo sabemos que ARN va a provocar el antígeno que nosotros necesitamos?”, se pregunta la investigadora. Para ello, sostiene, hace falta es
conocimiento multidisciplinar para desarrollar esta vacuna.
Una investigación que involucra equipos de diferentes partes
De este modo, la
Universitat de Barcelona y la
Pompeu Fabra, explica, trabajan en identificar cuál es el antígeno que se quiere producir y el ARNm necesario para ello usando Inteligencia Artificial y simulación computacional. En Bélgica producen dicho ARNm, mientras que en el
Centro Nacional de Biotecnología gestan in vitro estos ARNm.
“Nosotros en Galicia lo que hacemos es, previamente al testado, incluir el ARNm en nanopartículas, necesarias porque si inyectas el ARN libre, al ser una molécula grande, no tiene capacidad para entrar dentro de las células”, explica. “Lo que creamos son
una especie de virus artificial que tiene proteínas y lípidos, como un virus normal”. De este modo, el ARN se acondiciona y protege recubriéndolo de estas proteínas y lípidos para, posteriormente, "liberar el ARN en la célula en donde se expresará el antígeno".
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