La Organización Mundial de la Salud (
OMS) ha elaborado un modelo de colaboración entre países de origen y destino que, dividido en cuatro fases, busca facilitar la
movilidad internacional de profesionales sanitarios sin generar inequidades en la calidad asistencial y el acceso a los sistemas de salud. Entre otras iniciativas, se plantea crear un
comité bilateral que cuente con un plan de monitorización y evaluación de la estrategia, además de con un marco de intercambio de información entre naciones.
En la guía editada por la OMS, titulada
Acuerdos bilaterales sobre migración y movilidad de trabajadores de la salud, se advierte de que el exponencial aumento del fenómeno migratorio entre estos profesionales en los últimos años, “puede ampliar las desigualdades y
debilitar los sistemas de salud” en los países de nivel económico bajo y medio. “Esto, a su vez, puede amenazar la seguridad sanitaria internacional, con graves repercusiones para las economías y sociedades de todo el mundo”, reza el documento.
Ante ello, en la guía se detalla una serie de herramientas para diseñar un entorno de colaboración internacional que “mejore la capacidad de los actores estatales involucrados en el desarrollo, la negociación, la implementación, el seguimiento y la evaluación de acuerdos relacionados con la migración y la movilidad entre países”, para “mantener las prioridades de los
sistemas de salud en primer plano” a la vez que se atiende con garantías ese fenómeno migratorio.
Desarrollada por la OMS, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (
OCDE) y la Organización Internacional del Trabajo (
OIT), la guía distingue cuatro etapas para implantar este modelo colaborativo. En la primera, llamada “de preparación”, se recomienda llevar a cabo una evaluación inicial de las
necesidades del sector de la salud que incluya un análisis del
mercado laboral sanitario y de los costes y beneficios de los acuerdos de movilidad internacional de profesionales sanitarios “frente a intervenciones alternativas y paralelas”. En la propuesta se concede a los
ministerios de Sanidad un papel coordinador en este sentido.
Colaboración entre agentes implicados en el modelo sanitario
La segunda fase, de “negociación”, consistiría en la identificación de las intervenciones específicas a aplicar por parte de los países de origen y destino, “involucrando a todas las partes pertinentes, incluidos los ministerios de Sanidad”, de forma “transparente, justa, objetiva, imparcial, no discriminatoria y no más gravosa de lo necesario” y aplicando una
perspectiva de género.
En la fase de “implementación” se desarrollaría “un
plan detallado de ejecución y gestión del acuerdo” que incluiría “requisitos de recursos y fuentes de financiación”. En esta etapa donde cabría crear el comité bilateral en cuyo seno tendrían lugar “reuniones regulares” para hacer seguimiento del proceso. La fase final estaría dedicada a la evaluación de la estrategia en base a los objetivos planteados y al
Código mundial de prácticas de la OMS sobre contratación internacional de personal de salud.
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