Redacción. Madrid
Aunque cuatro trasnochados de autoproclamadas asociaciones de defensa de la sanidad pública sigan manifestándose algún domingo a las puertas del Ministerio porque Cristina Cifuentes hace seguidismo de la política sanitaria de Esperanza Aguirre, lo cierto es que la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid ha traído otro aire muy distinto al de su predecesora.
Es más, está dispuesta a terminar con ‘herencias’ recibidas de Aguirre. Este mismo jueves lo ha demostrado en la Asamblea de Madrid, donde se escenifica la verdadera política de la región, consensuando con PSOE, Ciudadanos y Podemos una proposición no de ley de este último grupo para que esta autonomía lleve la contabilidad de las listas de espera como lo hacen en el resto del territorio nacional. Hasta ahora en Madrid se hacía por el método Aguirre: se contaba a partir de que recibía el anestesista. Ahora se hará desde que el especialista indica que hay que operar. Hasta en los asientos de la oposición reconocían que esto supone un “giro de 180 grados”.
Con esta novedad de consenso que va a vigilar más estrechamente las demoras, el Gobierno regional ya tiene un plan para que los tiempos se acorten: desde noviembre los quirófanos del 60 por ciento de los hospitales operarán por las tardes.
No habrá más externalizaciones
Pero la impronta de Cifuentes va más allá de las listas de espera. Después de ver la que se lío con el intento de Ignacio González de externalizar de golpe la gestión de seis hospitales que hasta el momento eran de modelo directo, la presidenta ha dado orden a su consejero Jesús Sánchez Martos de mimar el concepto público. No habrá nuevos hospitales con fórmulas mixtas, aunque sí que apuesta por mantener los que ya hay, fundamentalmente porque revertir los conciertos firmados por Aguirre costaría miles de millones a las arcas públicas. Solo el intento de hacerlo con el de Villalba, que llevó el PSOE a la cámara con la connivencia de Ciudadanos, se ha cifrado por los propios populares en más 500 millones de euros. La satisfacción de los usuarios con estos hospitales y el alto coste han decidido a Cifuentes a no ‘meneallo’.
Una sanidad “más humana”
A Esperanza Aguirre parecía que no le importaba tanto que algunos pacientes y profesionales esperaran en las puertas de hospitales a increpar al consejero de turno. Su política sanitaria se centró en batir récords en la construcción de infraestructuras, al estilo de la proliferación de estaciones de metro que experimentó la capital y sus localidades aledañas durante su mandato. Cifuentes, tal vez con el trabajo del ladrillo ya hecho, se quiere centrar en el paciente, sin descuidar el estado de ánimo del profesional.
Por eso ha impulsado una dirección general inédita hasta ahora en España, la de Humanización, que en poco tiempo se la han copiado los socialistas en Castilla-La Mancha, añadiéndola también a la estructura de su consejería. Para Cifuentes la humanización va desde un trato más empático por parte del profesional, a una atención más diligente en Urgencias, pasando por detalles como tres horas de parking gratuito en los centros hospitalarios para los donantes de sangre.
En cuanto a los profesionales, fuentes del propio sindicato médico han comentado que también se ha visto un cierto cambio en políticas de recursos humanos, a priori con más diálogo en la mesa sectorial de negociación. Lo de los profesionales es una fijación personal de Cifuentes. Y es personal porque en agosto de 2013 sufrió un accidente de moto que a punto estuvo de costarle la vida. En su entorno dicen que este episodio le cambió la concepción sobre el sistema sanitario, y que guarda un agradecimiento eterno al equipo del Hospital La Paz que hizo posible su recuperación, y por extensión a todos los profesionales sanitarios. Dio buena muestra de ello en la visita que en septiembre de este año realizó a este centro. No fue la típica visita que hacían sus antecesores, de un paseo y un discurso. Estuvo más de seis horas hablando con pacientes y trabajadores, especialmente con los que le plantearon las críticas más feroces. Estos críticos eran con los que Esperanza Aguirre se encaraba. Cifuentes les presta oídos.
Pasa por la izquierda a Rajoy con la atención a los ‘sin papeles’
Este verano también se pudo observar que si la situación lo requiere, a la presidenta madrileña no le importa adelantar por la izquierda a Mariano Rajoy y al ministro de Sanidad, Alfonso Alonso. Lo hizo con la polémica levantada por el PSOE en pleno agosto en torno a la atención sanitaria a los ‘sin papeles’. “Somos un Gobierno solidario que, con voluntad de colaboración, proporciona atención sanitaria y farmacológica a los inmigrantes en situación irregular”, zanjó mientras que en la calle Génova aún no habían acertado a balbucear una solución a la crisis informativa.
A la vista de todos estos pasos dados por Cristina Cifuentes en los 100 primeros días de su gobierno parece claro que la línea neoliberal marcada durante 12 años por Esperanza Aguirre (y continuada por el vicepresidente Ignacio González cuando ella dimitió en 2012) toca a su fin en el sector sanitario madrileño. Incluso la tradicional del PP, marcada hasta ahora por una mayoría absoluta de Rajoy que según las encuestas demoscópicas tiene fecha de caducidad. La presidenta regional ha intuido que los nuevos tiempos son de consenso, y se lo ha transmitido a su consejero de Sanidad.
Ahora solo queda que ese giro hacia el centro lo sepan interpretar también el resto de formaciones, algo de lo que se queja amargamente la presidenta, con especial mensaje a Ciudadanos, su socio de gobierno: “Aunque apoyaron nuestro discurso de investidura y estamos cumpliendo con los acuerdos pactados, la verdad es que, en el día a día, votan siempre en bloque junto a PSOE y Podemos”. Cuando todos digieran el nuevo PP madrileño de Cifuentes tal vez sean más fáciles los acuerdos, tan inusuales sobre todo en materia sanitaria.
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