La duración del
virus SARS-CoV-2 en el cuerpo es clave para asignar la vuelta a la vida normal de las personas contagiadas. En la mayoría de los casos, a los 10 días tras el primer positivo se establece la línea para la vuelta a la rutina, por la bajada de la
posibilidad de infección. Una cifra que choca con algunos estudios, por los cuales se ha constatado la duración media de la positividad en
unos 27,9 días, casi un mes después del inicio de los síntomas.
Así, tal y como se expone en una investigación dirigida por científicos italianos y publicada en
La Medicina del Lavoro, destaca como l
a duración media de la excreción del SARS-CoV-2 resultó igual a 26,5 días. Un dato al que suman que la duración máxima de la infectividad entre
sujetos inmunocompetentes se informó
después de 18 días desde el inicio de los síntomas, mientras que en individuos inmunocomprometidos supera el mes.
Según exponen los investigadores,
la mayor duración de la posibilidad de infectar choca con las directrices políticas que plantean el regreso al entorno laboral
tras 21 días para las personas inmunodeprimidas,
pues estas siguen infectado.
Así, como destacan los investigadores “se sabe que el ARN puede persistir mucho
después del final de la fase contagiosa de muchas enfermedades virales”, a lo que suman que las
pruebas PCR no pueden distinguir entre la diseminación de
virus viables y potencialmente infecciosos o de fragmentos virales.
Tiempo media de infección en inmunodeprimidos
Para llevar a cabo la investigación los científicos han partido de los resultados de 17 estudios, donde se incluían los casos de 775 personas infectadas por covid-19 y clasificadas como
inmunodeprimidos. Siguiendo sus pruebas, los resultados exponen cómo se encontró que la
duración media agrupada de la diseminación del SARS-CoV-2 era igual a
36,3 días.
Asimismo, la investigación destaca el caso de un hombre cuya duración máxima de
eliminación de ARN viral alcanzó los 189 días después del inicio de los síntomas, mientras que la duración máxima de viabilidad viral se situó en 112 días, ambos en casos de personas a las que se les aplicaba quimioterapia.
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