La
Comisión Europea busca reforzar sus poderes para poder
intervenir sobre las plantillas médicas de los países miembros si se produce una nueva emergencia de carácter sanitario. Es una de las claves que Bruselas ha incorporado al
Instrumento de Emergencia del Mercado Único (SMEI, por sus siglas en inglés) con el pretende sortear las normas actuales de comercialización del bloque comunitario para dar una respuesta coordinada ante nuevas amenazas. El proyecto todavía tiene que pasar por el Parlamento Europeo y recibir el visto bueno de todos los países.
Fuentes del Ejecutivo comunitario han adelantado a
Redacción Médica que esta nueva herramienta abarcará tanto a los
“servicios médicos como a los proveedores de atención sanitaria” que ejercen en la Unión Europea. Esta incorporación permitiría a Bruselas actuar sobre el “personal médico tanto por cuenta propia como por cuenta ajena” si se activa el protocolo de emergencia.
Lo que la Comisión Europea sí que ha descartado es la intervención sobre la industria de los
medicamentos, dispositivos o contramedidas médicas, ya que su regulación ya está recogida en algunas
normas aprobadas a raíz de la pandemia de Covid-19 como el Reglamento de Amenazas Fronterizas Graves para la Salud o el Marco de Seguridad Sanitaria de la UE. “El Instrumento de Emergencia del Mercado Único
no debe duplicar el marco existente”, han apuntado las mismas fuentes.
La nueva normativa sí que contempla intervenir en casos de emergencia para garantizar el suministro de algunos productos de doble uso, que pueden utilizarse tanto por la ciudadanía como por el personal sanitario, pero que actualmente no figuran como “bienes relevantes para situaciones de crisis de seguridad sanitaria”. Es el caso de los
Equipos de Protección Individual (EPI) que durante los primeros compases de la pandemia de coronavirus ya protagonizaron
momentos de escasez en los hospitales.
¿Cómo funciona el Instrumento de Emergencia de la UE?
Bruselas ha diseñado el Instrumento de Emergencia del Mercado Único como un mecanismo clave para garantizar la
disponibilidad de bienes y servicios esenciales en emergencias futuras, después de que la crisis económica provocada por el Covid-19 haya tensionado algunos sectores concretos como
la salud, los semiconductores o la alimentación.
La nueva herramienta establece tres niveles diferentes de actuación en situaciones de emergencias. El primero corresponde a un plan de contingencia que permitirá crear una
red de coordinación y de comunicación entre los países miembros para aumentar la preparación ante una nueva amenaza y observar su evolución.
El segundo escalón es el modo de vigilancia, que se centrará en el
seguimiento de las cadenas de suministro de bienes o servicios considerados de “importancia estratégica”. Si se llega a este punto, Bruselas podrá solicitar a los gobiernos que conforman la Unión Europea que constituyan
reservas estratégicas para los sectores afectados.
El último peldaño es el nivel de emergencia, que permitiría a la Comisión Europea imponer medidas intervencionistas como eliminar restricciones del mercado, reorientar plantas de producción o acelerar la concesión de permisos. Bruselas podrá recomendar a los países miembros que distribuyan sus reservas o agilizar las contrataciones públicas. En circunstancias excepcionales también podrá solicitar a las empresas que
den “prioridad” a algunos bienes o servicios. En caso de que se nieguen, deberán justificar el rechazo para evitar una
sanción de hasta 200.000 euros.
“Necesitamos nuevas herramientas que nos permitan reaccionar con rapidez y de forma colectiva. Así, cada vez que nos enfrentemos a una nueva crisis,
podremos garantizar que nuestro mercado único permanece abierto y que los bienes de vital importancia siguen estando disponibles para proteger a los ciudadanos europeos”, relató la vicepresidenta ejecutiva para una Europa Adaptada a la Era Digital,
Margrethe Vestager.
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