El Brexit se ha cobrado su primera víctima en la política sanitaria británica. La principal responsable en la materia del Partido Laborista, Heidi Alexander -considerada como la “ministra en la sombra” de sanidad en el equipo del líder laborista, Jeremy Corbyn-, ha anunciado su dimisión. Alexander ha pedido además que el propio Corbyn siga sus pasos por no haber sido capaz de convencer a los británicos de los beneficios de permanecer en la UE.
"Por mucho que respete tus principios, no creo que estés capacitado para dar a tu país las respuestasque necesita y creo que es necesario un cambio de liderazgo a la hora de formar un nuevo Gobierno", ha hecho saber en su comunicado de renuncia, publicado en su cuenta oficial de Twitter.
Corbyn destituyó al ministro de oposición laborista Hilary Benn después de que medios británicos apuntaran que Benn preparaba un movimiento interno para relevar a Corbyn, al que muchos critican por una pasiva campaña a favor de la permanencia en la Unión Europea que finalmente perdió en el referéndum.
Otra víctima del Brexit han sido las promesas sanitarias del líder del Partido de la Independencia (UKIP), Nigel Farage, quien ha reconocido estos días que no es cierto que, con la salida de la UE, el Reino Unido vaya a disponer de 350 millones de libras anuales adicionales para sanidad y educación, como argumentó durante la campaña.
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