Boiron cada vez vende menos y esa caída de ventas reconocida ha obligado a la empresa a reestructurarse para hacer frente a ese panorama tan complicado. A los trabajadores ya se les ha comunicado que se van a cerrar varias fábricas y puntos de distribución, que serán unificados en otros más pequeños. Eso va a conllevar que la plantilla sufra, en el mejor de los casos, traslados, si bien otros podrían acabar en despido.
Se trata de 116 empleados, y a 38 ya se les ha comunicado que sus puestos de trabajo van a desaparecer, si bien la empresa de productos homeopáticos afirma que se les recolocará en otros. En todo caso, si se plantean despidos y el número de estos se estimará cuando se produzcan las primeras reuniones con los sindicatos.
La empresa ya se ha visto obligada a reconocer que sus ventas están en plena decadencia. Una falta de credibilidad impuesta por la simple cuestión de que no han podido demostrar la eficacia de sus productos. Asimismo, Boiron también reconoce que el Gobierno francés cada vez le está poniendo más trabas en la normativa para la venta.
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