La apariencia del
sanitario no afecta a su profesionalidad. Esta es la conclusión que se desprende de una encuesta realizada desde los perfiles de
Redacción Médica a raíz de la polémica suscitada en redes sociales sobre los complementos que suelen llevar médicos y enfermeros. El debate se iniciaba tras la crítica por parte de un enfermero a estos accesorios, ‘infantilizados’ y fuera de lugar según su criterio, y ha generado controversia entre los profesionales.
Un 74 por ciento de los votos emitidos en esta encuesta, en la que han participado más de 1.800 personas, avalan que los
zuecos de colores o gorros de dibujos no afectan a la profesionalidad del sanitario. Por el contrario, el 4 por ciento cree que sí es un condicionante que afecta a la
autoridad del médico o el enfermero.
Otros, que representan al 16 por ciento de los votantes, exponen que este tipo de complementos para adornar el pijama pueden afectar a la profesionalidad en algunos servicios. Son muchos los que ven correctos
colores y dibujos en áreas como la
Pediatría, pero que los ven fuera de lugar en zonas con pacientes delicados como la
Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). "Esos uniformes tan simpáticos dan más alegría y vienen bien en las plantas de Pediatría donde hay muchos niños ingresados de muy distintas edades", asegura María Pilar Martínez.
El 6 por ciento restante de los participantes en esta encuesta opina que los sanitarios que acuden a su puesto de trabajo con accesorios de dibujos o con colores diferentes a los del pijama son
menos profesionales.
Complementos infantiles para sanitarios
El debate entre los profesionales del
sector sanitario estalló en redes sociales después de que un
enfermero publicara un vídeo con indignación tras encontrarse en una tienda con complementos para los sanitarios. En él, exponía que este tipo de accesorios son los que hacen que los
pacientes no respeten a los profesionales y alegaba que un directivo de empresas como Telefónica jamás se vistiría de esa forma para una reunión.
Las palabras del
enfermero generaron una corriente de apoyo por un lado, pero también un aluvión de críticas por quienes consideran que
la imagen no afecta a la profesionalidad. "Voy a defender a las compañeras que llevan un lanyard con la identificación de margaritas con purpurina, unos zuecos de unicornio o un rompeampollas con forma de corazón porque no les hace perder
credibilidad ni profesionalidad", expone una enfermera.
"Llevo un gorro con salvaorejas que me regaló un paciente, es una bandera pirata. Cada vez que no lo tengo listo, hay que larvarlo y secarlo, se me quejan los pacientes. Igual hay que preguntarles a ellos y nos sorprenderán", plantea un médico.
"A ver si entendemos que esto se mide en base a cómo trabaja la persona y su actitud no de si mis
zuecos son rosas o blancos", afirma Sara incluyendo en su mensaje una fotografía de el calzado que usa cuando está trabajando. Después, añadió rotunda que el color ayuda al estado anímico de los pacientes. "Bastante tienen con lo que están pasando como para encima crear un
ambiente frio y sobrio".
Tatuajes visibles en los sanitarios
La imagen del sanitario siempre está el foco de atención. Antes del hablar sobre los complementos, fueron los
tatuajes visibles los que generaron un controvertido debate sobre si afectaban o no a la profesionalidad del
médico o enfermero. Tanto es así, que los estudios demuestran que muchos profesionales sanitarios siguen
ocultado sus dibujos en la piel por miedo a ser juzgados y a no ser tomados en serio en el ambiente laboral.
"El estilo personal es lo que hace que cada
médico sea único. Ya sea aceptando y desestigmatizando los tatuajes, los piercings o el pelo de color neón, alimentar la individualidad hace que los médicos sean más felices", afirmaba Bea Duric, estudiante de
Medicina.
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