El de Ramón y Cajal fue el primer hospital español que
realizó una autopsia a una víctima mortal del Covid-19. Sucedió en abril, cuando ya se intuía el final de la primera oleada del virus. Durante este tiempo, la investigación ha avanzado lo suficiente como para conocer buena parte del espectro de la patología, afirma el
jefe de Servicio de Anatomía Patológica de este centro madrileño,
José Palacios Calvo, quien ha advertido en los cuerpos analizados no solo
fibrosis pulmonares, sino también una importante
proliferación de los vasos sanguíneos de estos órganos.
En declaraciones a
Redacción Médica, Palacios subraya el hecho de que su equipo se ha centrado en el estudio de cadáveres que
pasaron “mucho tiempo en la UCI”, por lo que su investigación “no representa una visión total” que incluya a quienes fallecieron “en fases más agudas o al principio de la enfermedad”. No obstante, considera determinante que muchos de estos pacientes “con larga duración en la Unidad de Cuidados Intensivos” desarrollaron una fibrosis pulmonar “más o menos amplia dependiendo del tiempo de evolución”.
El equipo del
Ramón y Cajal ha detectado también que, “con frecuencia”, se produjo una
“proliferación de vasos sanguíneos (angiogénesis) en el pulmón”, algo que será publicado en una revista científica. “Poco después del inicio de la pandemia hubo algún artículo que indicaba que los fenómenos de angiogénesis podrían aumentar en estos pacientes, pero fue en un número pequeño de casos. Ahora hemos visto que en pulmón se crean nuevos vasos que conjuntamente con otras lesiones podrían estar implicados en la mala evolución de la
enfermedad por la hipoxemia que pudiera estar asociada a ellos”, apunta.
Trombosis e inflamación vascular
Según el que fuera también presidente de la Sociedad Española de Anatomía Patológica, “no está aclarado” lo que sucede con estos pacientes, “pero se sabe que hay un proceso de incremento de
trombosis e inflamación vascular con afectación del endotelio”. Este fenómeno “podría estimular la generación de angiogénesis”.
En una entrevista anterior con
Redacción Médica, el propio Palacios ya explicó que en los cuerpos analizados también
se había detectado un “síndrome de distrés respiratorio”, algo que corroboraron también otros estudios científicos.
El especialista explica que su equipo no ha hallado “patologías en otros órganos achacables al virus”, lo cual, matiza, “no quiere decir que no existan”. En este sentido, indica que “la literatura sobre las autopistas es muy variables”, y otros estudios sí han demostrado daños asociados al virus.
“Se han descrito problemas inflamatorios en el riñón, pero la frecuencia varía mucho”, afirma.
“Se pensó que la enfermedad del coronavirus iba a ser menos grave”
Sobre los nuevos conocimientos sobre la enfermedad que los investigadores han adquirido en estos meses de estudios de los cuerpos, José Palacios apunta a que ahora existe una
“visión más amplia” de lo que implica el Covid-19 “no solo a nivel general sino en órganos concretos”.
Aunque recalca que no es su especialidad, el jefe de Servicio de Anatomía Patológica del Ramón y Cajal opina que al inicio de la pandemia pudo cometerse el error de pensar que la del coronavirus
“iba a ser una enfermedad menos grave de lo que realmente ha sido”, especialmente en pacientes de mayor edad o con patologías previas. “No esperábamos que iba a tener esa transmisibilidad”, destaca.
Por el contrario, celebra que se haya vuelto a poner en valor un “ámbito médico” que estaba “un poco olvidado”. “Hay que potenciarlo mucho, porque de estas crisis sanitarias solo se sale con una sanidad potente que pueda aportar soluciones”, asevera. A modo de ejemplo señala el mínimo tiempo en el que se han desarrollado las
vacunas contra el Covid-19, que han salido al mercado “en menos de un año”.
Los hospitales siguen sin estar "preparados" para las autopsias
En su anterior entrevista con este diario, Palacios señaló que los hospitales no habían tenido oportunidad de realizar autopsias a víctimas del coronavirus debido en parte a que las salas destinadas a ello estaban siendo utilizadas para otros usos, como el de mantener los cadáveres. Esta situación, asegura, no ha cambiado en exceso.
“Decía que, en general, en nuestros hospitales las salas de autopsias
no estaban preparadas para hacer frente a enfermedades de alto riesgo. Esto solo ha mejorado ligeramente”, incide.
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