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Al-Ásad, el dictador sirio que casi fue profesor de Medicina en Zaragoza

Derrocado su régimen criminal, tuvo un pasado como médico y dejó una curiosa relación con España

Bashar al-Ásad cuando todavía presidía Siria bajo una dictadura personalista.

09 dic 2024. 17.40H
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Bashar al-Ásad presidió la dictadura personalista de Siria durante 24 años por una mala jugada del destino, sumado a la querencia despótica de una familia de la que forma parte y que ha dominado el país desde 1970. En realidad, era su hermano, Basel, quien había sido educado para dirigir el país; sin embargo, un fatal accidente de tráfico en 1994 colocó a este oftalmólogo desinteresado por la política en el relevo natural de su padre.

Antes, cuando el camino era el elegido, Bashar al-Ásad decidió estudiar Medicina en Damasco. Graduado en 1988, cuatro años después viajó a Londres para formarse como oftalmólogo en el Hospital Western Eye. Era 1992, faltaban dos años para que su hermano perdiera la vida y él fuera llamado a las filas del ejército sirio. Fue entonces cuando conoció a Vicente Calatayud Maldonado, ex jefe de Servicio de Neurocirugía del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza y catedrático emérito de la universidad de esta ciudad. “Él no tenía nada que ver con lo que estaba ocurriendo en Siria, era un estudiante normal y no vivía entre lujos sino en una casa como las del resto”, recordaba este en declaraciones a Redacción Médica en 2016.

En aquella década de los noventa, Calatayud tenía 57 años y viajaba a Londres con frecuencia a visitar a pacientes y colegas. Después, la relación entre ambos cambió, aunque al-Ásad apostó por conjugar su nueva situación con su formación y la experiencia que podía aportar Calatayud al país. “He viajado varias veces a Siria a operar tumores cerebrales, por ejemplo, y en mi opinión empezó a cambiar las cosas; la primera vez que fui estaba todo en árabe y al quinto o sexto año ya estaba todo en inglés”, matizaba sin dejar de lado que el régimen no dejaba de ser una dictadura. “Con él se instauró la neurocirugía, la cirugía cardiaca abierta…”, añadía.

Bashar al-Ásad: el médico que fue dictador


La buena relación personal entre ambos y la descontextualización que da el tener una amistad basada en lo profesional hizo que Calatayud llegara a proponer al presidente sirio “como profesor de honor” de la Facultad de Medicina de Zaragoza. “Me lo tiraron para atrás”, señalaba, como reconociendo que la idea todavía suena descabellada varios años después.

Un pasado que parece ciencia ficción con su huida a Moscú, dejando atrás una dictadura que arroja “décadas de graves violaciones de derechos humanos”, según Amnistía Internacional; el resultado de una vida ciertamente alejada del fin último de la Medicina: curar, sanar, acompañar.

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